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Maite Soroa

«Abc», entusiasmado con Imaz

 

El presidente del EBB ha conseguido con sólo unas líneas levantar la indignación entre abertzales y el aplauso entusiasta de la fachenda más fachendosa.

En «Abc» se felicitaban porque Imaz ha abierto una brecha insalvable en el nacionalismo vasco: «no sólo porque enfrenta abiertamente al presidente del PNV con el presidente del Gobierno vasco (...) sino también porque los argumentos esgrimidos por Imaz implican una ruptura con la línea soberanista radical de Ibarretxe y de un sector del PNV». No se asusten al leer lo que sigue. «Es evidente que el presidente del PNV quiere zafarse de la hipoteca del `plan Ibarretxe' y no caer, tampoco, en los mismos errores de fondo cometidos por los socialistas tras sus cinco años de contactos, negociaciones o conversaciones con ETA y Batasuna, es decir, de legitimación de aquellos a los que Imaz ahora propone marginar políticamente. Por paradójico que parezca, el diagnóstico de Imaz está más próximo a los planteamientos firmes de Rajoy que a la política oportunista de Rodríguez».

Cautivados por el aroma españolísimamente embriagador del discurso de Imaz, va el editorialista y nos revela que «el lendakari es una figura política sin contenido, que no tiene nada que ofrecer al nacionalismo, salvo el riesgo de perder el poder en el País Vasco». ¡Ah! Era eso.

Y a partir de ahora: «en esta ocasión, Imaz ha llevado la renovación de su partido a una encrucijada y sólo puede saldarse con su victoria o la del sector más soberanista del PNV (...) el lendakari y su Gobierno están desahuciados, porque han perdido y su única opción es la disolución del Parlamento Vasco o la dimisión de Ibarretxe». Pero, como en los pactos mefistofélicos, el contrato con la derechona, también tiene letra pequeña: «Ahora bien, por favorable que sea la acogida que merecen las palabras de Imaz, al PNV hay que exigirle mucho más que olfato y astucia para superar sus crisis. La responsabilidad de Imaz no acaba en el PNV y sus palabras le obligan moral y políticamente a un cambio de actitud concreto y verificable frente a ETA y Batasuna, porque su partido es culpable en términos políticos de que no se haya conseguido antes lo que ahora -la deslegitimación social y política de ETA- reclama con tanto acierto». ¡Esta sí que es de las buenas!

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