Militares desfilan entre protestas en Donostia, protegidos por la Ertzaintza
Un año más, y con motivo de la celebración del Día del Carmen, militares españoles y altos cargos de las FSE se pasearon por el puerto de Donostia. Aunque sólo recorren los cincuenta metros de distancia que hay entre la Comandancia de la Marina y el Club Naútico, los uniformados desfilaron con trajes de gala entre protestas de decenas de vecinos de Alde Zaharra. Otros tantos agentes de la Ertzaintza se encargaron de la protección de los militares y los policías.
Gari MUJIKA |
Militares españoles de las tres ramas del Ejército, así como altos cargos de la Guardia Civil y la Policía española, junto a unos cuantos representantes políticos, desfilaron ayer en Donostia entre protestas de decenas de vecinos de Alde Zaharra y del movimiento pro amnistía. Aunque fue un paseo de escasos metros, el gran despliegue de la Ertzaintza y demás cuerpos de las FSE dejó entrever la importancia del acto militar.
Con motivo del Día de Carmen -aunque patrona de los arrantzales también de la Armada española-, los militares recorrieron por la mañana los escasos metros de distancia que sepparan la Comandancia de la Marina española, ubicada en el puerto donostiarra, del Club Naútico, donde los mandatarios del Ejército y de las FSE suelen tomar después un tentempié.
Basureras precintadas
A diferencia del año pasado, que desfilaron dentro del acuartelamiento militar de Loiola, ayer volvieron a elegir como escenario para el paseo militar el centro de la capital guipuzcoana.
El movimiento pro amnistía, junto a vecinos de Alde Zaharra, convocó una concentración de protesta a las 12.00 para denunciar la presencia de los uniformados españoles, símbolo, a su entender, «de la ocupación militar que padece Euskal Herria».
La falta del tráfico habitual en los aledaños del Ayuntamiento y la imagen de las basureras precintadas fue el preludio del inusual acto, y la aparición, al mediodía, de decenas de ertzainas pertrechados con material antidisturbios, dejó en evidencia qué iba a suceder en aquel lugar una hora más tarde.
Decenas de personas se reunieron junto al edificio Goikoa a la vez que irrumpía la Ertzaintza y ponía cerco a la protesta. El despliegue policial contó con la participación, además de decenas de ertzainas, de la Policía municipal y de incontables policías de paisano.
Detrás de una pancarta con la leyenda «77/07 Aski da, Alde hemendik! ... +30 urte demokraziarik gabe», decenas de personas se concentraron coreando gritos como «Fuera las fuerzas de ocupación!», «Zuek faxistak, zarete terroristak» o «Demokrazia Euskal Herriarentzat». Mientras, el representante del movimiento pro amnistía Gaizka Larrinaga aprovechó la ocasión para denunciar que con el desfile «lo que vienen a decir son dos cosas: por un lado, nos dicen que `aquí estamos y de aquí nunca nos iremos', y, por otro, que hay elementos graves de imposición política, militarización y de violación y conculcación de derechos humanos». Larrinaga también criticó el artículo de Josu Jon Imaz, del que afirmó que se muestra como «representante de las fuerzas armadas y policiales españolas».
Pasada la una del mediodía, los militares procedieron, con el representante del Gobierno español en la CAV, Paulino Luesma, a la cabeza, a recorrer los escasos metros hasta el Club Naútico entre gritos de protesta como «Torturadores» o «Asesinos». Una vez que los militares se adentraron en la instalación, los vecinos cantaron el eusko gudariak frente a los ertzainas y dieron término a la protesta.
El movimiento pro amnistía denunció el desfile que muestra «la ocupación militar de Euskal Herria» y que, a su juicio, sirve para que el Ejército español y las FSE manden el mensaje de «aquí estamos y de aquí nunca nos iremos» a la sociedad vasca.