LESIÓN Xabier Zandio se recupera de su fractura de clavícula
Con el corazón en el Tour y la cabeza en la Vuelta
Una doble caída y la consiguiente fractura de clavícula enviaron la semana pasada a Xabier Zandio de vuelta a casa. Allí lamenta no poder entrar en Nafarroa con la Grande Boucle, mientras prepara su «plan B»
Amaia U. LASAGABASTER | BILBO
El pelotón euskaldun del Tour perdió a uno de sus integrantes a las primeras de cambio. Xabier Zandio no empezó con buen pie su quinta participación: una caída en la primera etapa le dejó tocado y otra, apenas dos días después, le remató.
Una semana después, y tras pasar por el quirófano para recomponer su clavícula, el navarro ya se encuentra en casa. El corazón -y la vista, porque no se pierde un minuto de retransmisión- sigue en las carreteras francesas; pero la cabeza ya piensa en la Vuelta. Y es que la lesión le ha obligado a tirar del «plan B», tras una temporada muy enfocada a la Grande Boucle. «Había ido muy tranquilo, con pocas carreras, mejorando de una a otra -explica-. En la Dauphiné ya me encontraba muy bien y creo que incluso había mejorado de cara al Tour. Así que te fastidia más dejarlo, sobre todo porque no te ha dado tiempo ni de pasar por la montaña, ni nada. Pero bueno, ya te vas haciendo a la idea y ahora hay que pensar en darlo todo en la Vuelta».
Antes, toca empezar «en unos días con el rodillo y, poco a poco, ir viendo las sensaciones. No sé si en quince o viente días empezará a andar en bici y a ver cómo me encuentro. El plan es ése y confío en estar a punto, pero si no ando nada, ni yo quiero ir, ni mi director mucho menos», reconoce el iruindarra.
Un director que ha lamentado mucho, como sus compañeros, la baja de Zandio. Señal de la ambición con la que viajaron a Francia. «La verdad es que luego nunca sabes si va a hacer falta tu trabajo o no, pero bueno, si los compañeros andan muy bien, a última hora igual te echan en falta, porque a veces hasta con nueve andas justo. Pero esperemos que me echen en falta, que será buena señal».
Algo que no descarta, ni mucho menos, viendo cómo han transcurrido las primeras jornadas alpinas. «Rasmussen, Moreau y Mayo estuvieron muy fuertes el domingo, pero para la general lo pueden tener muy complicado porque quedan dos cronos muy largas y les puede pesar un poco. Yo creo que Alejandro (Valverde) está al nivel de cualquier otro».
Sólo falta ver cómo se encuentra el líder de Caisse d'Epargne en las etapas definitivas, las pirenaicas. «Incluso la primera puede ser decisiva porque siempre que se ha subido Plateau de Beille se han marcado muchas diferencias. Puede ser un día muy serio. Y la etapa con final en Aubisque también es muy muy dura».
Pese a lo cual, Zandio las seguirá con envidia. «Ves las etapas entrenando y te asustas un poco. Pero me hubiera gustado mucho estar, sobre todo teniendo en cuenta que una entra en Nafarroa. Me evito el esfuerzo, pero eso no me quita las ganas que tengo de estar allí», suspira.
El espectador que resultó gravemente herido el domingo en Tignes se encuentra «fuera de peligro», según informaron ayer desde el hospital de Grenoble donde se encuentra ingresado. El aficionado, que chocó con Patrick Sinkewitz tuvo que ser evacuado, en coma, desde Tignes hasta Grenoble. Sinkewitz, por su parte, se fracturó la nariz y hoy no tomará la salida.
Los «vampiros» no descansaron ayer, cuando visitaron los hoteles de seis equipos (Euskaltel-Euskadi, Saunier Duval, Quick Step, CSC, Bouygues Telecom y Barloworld). Los 51 corredores sometidos al análisis sorpresa fueron declarados aptos.
Nicolas Sarkozy, como lo hicieron anteriormente sus predecesores en el cargo, visitará hoy el Tour. El presidente francés viajará en el coche de Christian Proudhomme, director de carrera, un gesto con el que quiere corresponder a la «acción destacable contra el dopaje» de la cabeza visible de la organización. Sarkozy, por cierto, se muestra muy esperanzado con que Christophe Moreau sea el primer francés que gana el Tour en 22 años, después de que Bernard Hinault lo hiciera en 1985.