Belfast, punto de encuentro de la nueva realidad británico-irlandesa
El 8 de mayo el norte de Irlanda dijo adiós al primer ministro británico Tony Blair con la formación de un Ejecutivo multipartito encabezado por el unionista Ian Paisley y el jefe negociador republicano Martin McGuinness. Ayer, Belfast recibió a su sustituto, Gordon Brown, en su primera visita oficial al norte de Irlanda para participar en la primera reunión del renovado Consejo Británico-Irlandés. La situación económica dominó la agenda de la reunión.
Soledad GALIANA | DUBLÍN
El encuentro del Consejo Británico-Irlandés acaparó la atención de los medios por ser la primera reunión oficial entre el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, y el nuevo primer ministro británico, Gordon Brown, desde que éste sucedió a Blair en el Gobierno de Londres. Esta sesión es también la primera reunión plenaria de la institución desde la suspensión del Ejecutivo norirlandés en 2003 y ha sido también el marco del primer encuentro oficial entre Brown y el nuevo primer ministro escocés, el nacionalista Alex Salmond.
Antes de encontrarse con el resto de las delegaciones en la sede del parlamento norirlandés en el castillo de Stormont, Brown y Ahern mantuvieron una reunión en una de las salas del aeropuerto de Belfast durante la que acordaron mantener una mayor cooperación en materias de seguridad y en la agenda europea.
Ayuda económica
La clave de la reunión era la confirmación de los paquetes económicos para el norte de Irlanda y la insistencia escocesa para un incremento en el presupuesto destinado a esta nación por parte del gobierno de Brown.
El líder del DUP y primer ministro norirlandés, Ian Paisley, ya ha anunciado que su gobierno seguirá insistiendo en un incremento de los fondos, tras apuntar a que el abandono por parte de Londres ha causado el estado de derrumbe de la economía y los servicios públicos en el norte de Irlanda.
Así mismo se espera que las administraciones de Edimburgo y Belfast presionen al Gobierno británico sobre la reducción de los impuestos a empresas. El ministro de finanzas norirlandés, el unionista del DUP Peter Robinson, es uno de los defensores de la idea de la necesidad de la armonización de los impuestos en la isla de Irlanda para beneficiarse del boom económico vivido por la República irlandesa, uno de los más pujantes de toda la UE aunque con el lado negativo de mantener importantes desigualdades sociales.
El mandatario británico confirmó que el Gobierno de Belfast recibirá 51.500 millones de libras esterlinas -alrededor de 76.000 millones de euros- en los próximos años para facilitar la afianzamiento de la economía norirlandesa.
Esta institución fue creada bajo los auspicios del Acuerdo de Viernes Santo en 1998 para promover una relación práctica y positiva entre sus participantes, así como un foro para la cooperación y consulta. Sus miembros son las administraciones de Londres y Dublín y las autonomías del norte de Irlanda, Escocia y Gales y las islas de Jersey, Guernsey y Man. Algunos de los temas de colaboración entre los participantes en este foro han sido el impulso de las lenguas minoritarias, turismo, drogas y economía.
Hoy, el Consejo Norte-Sur, la institución que agrupa a las administraciones de Belfast y Dublín, se reúne en Armagh por primera vez desde el año 2003.
La reunión del Consejo Británico-Irlandés en Belfast ha sido el marco del primer encuentro oficial entre el nuevo primer ministro escocés, el nacionalista Alex Salmond, y el también escocés primer ministro británico, Gordon Brown. El SNP de Salmond derrotó a los laboristas en las elecciones escocesas al obtener 47 escaños frente a los 46 del partido laborista, que hasta entonces había dominado la política de esa nación. Salmond fue nominado primer ministro el 16 de mayo. Durante el encuentro, Brown se comprometió a trabajar con el nuevo Gobierno independentista, que ha prometido un referéndum de autodeterminación para 2010, por «la prosperidad de Escocia», mientras que fuentes del Ejecutivo escocés han apuntado a que quieren una «relación apropiada» con la administración de Londres.
El pasado viernes, 13 de julio, Salmond mantuvo su primera reunión con el nuevo ministro de justicia británico, Jack Straw. Salmond rechazó sugerencias de que el Consejo era una oportunidad para las administraciones autonómicas bajo el control británico de ejercer presión conjunta sobre el gobierno de Londres, apuntado a que su visión es más positiva, ya la base del Consejo «es cómo cooperamos como administraciones para el bien de los habitantes de las islas».
Salmond pidió mayor diálogo entre la administración central y las autonómicas, y uno de sus objetivos es el reestablecimiento de los comités ministeriales que fueron creados en 1999 para instigar la cooperación entre Londres y las autonomías, aunque no se ha reunido en los últimos cinco años.