Un espectacular incendio destruyó ayer la totalidad de los locales y oficinas administrativas y una parte de la lonja del recinto portuario de pesca de Donibane Lohizune-Ziburu. Los hechos se produjeron alrededor de las dos de la madrugada. Los servicios de los bomberos tuvieron que emplearse a fondo durante varias horas para sofocar las llamas y al mediodía continuaban aun lanzando agua sobre las brasas y desescombrando el edificio.

Unas treinta personas, entre ellas una anciana de 101 años, que habitan las casas cercanas al puerto fueron desalojadas aunque por la mañana pudieron volver a sus viviendas. Como medida de precaución por la posible contaminación de las aguas, el baño en la playa lohizundarra estuvo prohibido hasta las 13.00.

Por el momento se desconocen las causas del siniestro, si bien algunas fuentes apuntaban la posibilidad de que hubiera sido provocado. Una persona con manifiestos signos de embriaguez y que presuntamente había sido vista en las cercanías del recinto poco antes de producirse el incendio, permanecía detenida ayer en la comisaría de Donibane Lohizune pero, debido a su estado, no podrá ser interrogada hasta hoy. El prefecto Marc Cabane no quiso hacer declaración alguna al respecto.

Los daños, aunque todavía no se han valorado, han sido cuantiosos. El edificio donde estaban ubicadas unas quince oficinas que acogían, entre otros, los servicios administrativos y contables del puerto, la oficina de Asuntos Marítimos, las cooperativas de pescadores así como la cofradía y el Comité local de Pesca, resultó totalmente destruido.

Riesgo de derrumbe

De hecho, durante la jornada de ayer un perímetro de seguridad iba a ser instalado porque existía el riesgo de que el edificio se viniese abajo ya que, según informó la Cámara de Comercio e Industria de Baiona (CCI) que gestiona el puerto de pesca, la estructura de hormigón armado se había reventado debido a las altas temperaturas.

Una parte de la lonja donde estaba almacenado el pescado desembarcado esa noche también resultó parcialmente dañada. Unas 20 toneladas de pescado (15 de atún rojo y más de 4 de diverso pescado) que se encontraban en el interior tendrán que ser destruidas porque aunque no se quemaron, los humos tóxicos producidos por las llamas lo hicieron inapto para el consumo.

Precisamente, una de las primeras medidas adoptadas ayer por los poderes públicos fue la de compensar cuanto antes esa pérdida que se calcula en 230.000 euros. La CCI, el Consejo General a quien pertenece el puerto y la sociedad que se ocupa de la explotación de la lonja de subasta se comprometieron a adelantar la suma mientras intervengan los seguros.

Esa fue una de las decisiones que se tomaron en la reunión de urgencia celebrada a primera hora de la tarde en el ayuntamiento de Ziburu y que estuvo precedida por una visita al recinto siniestrado.

Todos al completo

A la reunión acudieron, además del prefecto de los Pirinieos Atlánticos y del subprefecto de Baiona, el diputado Daniel Poulou, el presidente del Consejo General Jean-Jacques Lasserre, los alcaldes de Donibane Lohizune y de Ziburu, los consejeros regionales Frantxoa Maitia y Sylviane Alaux, así como el presidente de la CCI y su responsable en el puerto Didier Mundutegi, el responsable de la subasta Marcel Muxika y el del Comité de Pesca Serge Larzabal.

Todos los representantes institucionales afirmaron su apuesta decidida para aunar esfuerzos y garantizar que la actividad pesquera continúe.

Según resumió el prefecto, técnicamente no hay mayor problema para asegurar el almacenamiento, conservación e, incluso, la venta del pescado ya que las mayores cámaras frigoríficas y los locales donde se realiza la subasta no han sufrido desperfectos.

Sin embargo, el aspecto administrativo presenta más complicaciones porque la mayoría de documentos y equipamientos informáticos han quedado prácticamente en cenizas. No obstante, tanto la capitanía de Asuntos Marítimos como el resto de servicios se pondrán en marcha inmediatamente en los locales cercanos de la aduana que pertenecen al Estado y en otros que el Consejo General pondrá a su disposición.

A medio y largo plazo, los responsables institucionales convinieron en que es necesario acometer las obras de reconstrucción pero, dado que una reestructuración de los servicios estaba ya en fase de estudio, todos acordaron en que la salida que se dé mientras se realicen las obras no debe hipotecar la posibilidad de inversiones futuras por lo que, durante las mismas, se colocarán cabinas prefabricadas, eso sí, en el mismo recinto portuario.

Este aspecto fue subrayado por Lasserre que confirmó la apuesta de los poderes públicos para que todos los servicios del puerto continúen en esa zona, concretamente en la del espacio de los Recoletos, a pesar de los intereses que la misma suscita para otro tipo de usos.

Por su lado, el consejero Maitia, refiriéndose a todo el fondo administrativo y documental, incidió en la necesidad de recuperar los bienes inmateriales.