Preocupación en Japón por la seguridad de las centrales nucleares
La central nuclear con mayor potencia del mundo, la de Kashiwazaki-Kariwa, se vio afectada por el terremoto del lunes en Japón. Se ha confirmado una fuga de agua radioactiva y se está investigando la posibilidad de que se produjera una segunda. Este hecho ha provocado que el debate sobre la seguridad de las nucleares japonesas esté sobre la mesa en un país en plena campaña electoral.
GARA |
Japón amaneció ayer con el temor de la inseguridad de sus centrales nucleares ante los movimientos sísmicos, un fenómenos que es casi cotidiano en el archipiélago asiático.
El terremoto del lunes, de 6,8 grados de magnitud en la escala de Richter, provocó daños en la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa, situada a unos 250 kilómetros del epicentro del seísmo y considerada como la mayor instalación del mundo por su capacidad de producción, y como una de las más modernas y seguras.
El mismo lunes ya se detectaron problemas en Kashiwazaki-Kariwa con fugas de agua radioactiva. El Gobierno de la provincia de Niigata, donde se ubica esta central, confirmó ayer que al menos cien bidones con residuos nucleares en su interior se cayeron y que algunos de ellos se abrieron, por lo que no se pudo descartar la hipótesis de que la fuga radioactiva llegara hasta el mar.
Este sería el segundo vertido radioactivo que se habría producido en Kashiwazaki-Kariwa, ya que el lunes se confirmó otra fuga de agua radioactiva. Según la compañía propietaria de la central, «una pequeña cantidad de agua con residuos radioactivos de una piscina fue a parar al mar a causa del temblor», ya que el complejo se encuentra a orillas del mar de Japón.
La agencia de noticias Kiodo, por su parte, informó de que en Kashiwazaki-Kariwa se han detectado hasta 50 desperfectos a causa del terremoto, como incendios, pérdidas de agua -conteniendo elementos radioactivos- y de petróleo y tuberías desencajadas. Debido a la alarma desatada, los responsables de la planta nuclear se vieron obligados a comparecer ante los medios de comunicación para reconocer que en «una inspección rutinaria» realizada ayer por la mañana se detectaron «niveles anormalmente elevados de los isótopos radioactivos cromo-51 y cobalto-60 en la chimenea del reactor número siete», uno de los más afectados por el seísmo.
«Reconozco que ha habido negligencia en las medidas de extinción de los incendios», manifestó Tsunehisa Katsumata, presidente de Tokyo Electric Company, la propietaria de la central de Kashiwazki-Kariwa.
El terremoto superó el nivel de resistencia máximo para el que había sido calculada esta instalación nuclear nipona.
Tokyo Electric Power aseguró que la central permanecerá cerrada hasta que pueda volver a operar en plenas condiciones de seguridad, tal y como había ordenado el ministro japonés de Industria y Energía, Akira Amari, que extendió a todas las instalaciones nucleares del archipiélago la exigencia de revisar sus actuales condiciones de seguridad.
En el último año, han salido a la luz diversos casos de fallos en los sistemas de seguridad de varias centrales nucleares japonesas que cuando se produjeron, hace varios años, fueron ocultados a la opinión pública por las compañías.
El primer ministro, Shinzo Abe, que interrumpió el lunes durante dos días su campaña electoral para visitar la provincia de Niigata, destacó que se debe declarar el área afectada zona catastrófica e instó a su gabinete a que tome medidas para ayudar con la mayor prontitud a los afectados.
La actuación del Gobierno puede ser decisiva para los resultados que coseche el Partido Liberal Democrático (PLD) en los próximos comicios parciales al Senado previstos para el próximo 29 de julio.
El 35% de la energía que consume Japón es de origen nuclear, por lo que es básica para la economía del país asiático, pero las compañías eléctricas han sido acusadas reiteradamente de oscurantismo en su actuación.
Las centrales nucleares francesas no están adaptadas a los movimientos sísmicos, según denunció la red Sortir du Nucléaire (Abandonar la Energía Nuclear), que acusó a la compañía Electricité de France (EDF) de falsificar los datos relativos a esta cuestión.
El potente terremoto que vivió Japón el lunes «es un ejemplo del peligro que vivimos en Francia, donde los reactores nucleares no están adaptados a los peligros sísmicos», destacó este c0lectivo en un comunicado. La red Sortir du Nucléaire agrupa a más de 800 asociaciones de todo el Estado francés que reclaman que se abandone el uso de esta energía.
Sortir du Nucléair estima que 42 de los 58 reactores nucleares existentes en el Estado francés no cumplen las condiciones necesarias para hacer frente a un seísmo y acusó a EDF de «negarse a pagar los 2.000 millones de euros que serían necesarios invertir» para alcanzar un nivel de seguridad aceptable ante los terremotos.
«EDF ha falsificado datos sísmicos con el objetivo de evitarse llevar a cabo obras que supondrían elevados gastos, pero que son imprescindibles para garantizar la seguridad de sus centrales nucleares. Las instalaciones de Chinon (Indre-et-Loire), Belleville (Cher) y Blayais (Gironda) serían las más afectadas por la inseguridad, según Sortir du Nucléaire. La última de ellas se encuentra a apenas 250 kilómetros de distancia de Euskal Herria.
«¿Es que hay que esperar a que se produzca un `Chernobil francés' para que se adopten las medidas que son necesarias?», se preguntó el colectivo Sortir du Nucléaire en su comunicado.
Un maremoto de 5,7 grados de magnitud en la escala de Richter sacudió ayer el archipiélago de Fiyi sin que se produjera alerta de tsunami o se informase de víctimas ni daños materiales importantes.