Al menos 55 personas murieron ayer en diferentes ataques ocurridos en Irak. El más grave tuvo lugar en una aldea chií de la provincia de Diyala, donde 29 miembros de una tribu fallecieron presuntamente a manos de un grupo de suníes armados que entró en la localidad de Diwailiya, cerca de Muqdadiyah.

Según explicó el coronel de la Policía Ragheb Radhi al Omairi, algunos de los cuerpos pudieron ser recuperados y entre ellos había cuatro mujeres. Indicó que, al parecer, los atacantes llevaban uniformes militares. Mientras, un responsable del Ejército iraquí señaló que durante el ataque, que se prolongó a lo largo de una hora, al menos diez cuerpos fueron mutilados.

Por otro lado, en Bagdad murieron al menos veinte personas, la mayoría de ellas civiles, y otras veinte resultaron heridas, cuando un kamikaze detonó un coche con explosivos cerca de una mezquita y de una patrulla del Ejército en Zayouna, en una zona chií del este de la capital.

Además, una explosión ocurrida en las inmediaciones de la Embajada iraní, a pocos metros de la «Zona Verde», se saldó con la muerte de cuatro personas e hirió a tres. También ayer fueron localizados los cuerpos de dos guardias de seguridad en el barrio de Mansur, al oeste de Bagdad, dos días después de que fueran secuestrados presuntamente en relación a su trabajo en una compañía de telefonía móvil. La Policía informó del hallazgo de 24 cadáveres en distintos barrios de la capital.

Por su parte, el Ministerio iraquí de Defensa y el mando estadounidense informaron de la muerte de dos supuestos milicianos y de la detención en varias operaciones de casi un centenar de personas que calificaron de «sospechosas».