Uno decide abandonar la lectura del GARA, la audición de noticiarios y la participación en foros sobre política, en su lucha por conquistar el amor a toda alma viviente, logrando así la armonía total con el SUPREMO (no me refiero al tribunal), y a la mínima que baja la guardia y rompe la disciplina, se come la última payasada de J. J. Imaz.

Se muestra Josu contrario a dar la palabra al pueblo vasco, porque podría dar pie a una nueva tregua por parte de ETA, y en el probable caso de que sus amos no respetaran la decisión del pueblo, sería tomado como excusa para romperla.

Si me lee algún jelkide, le solicito que informe a su jefe de filas de que esa es precisamente la situación actual, de que el método consistente en negar la palabra al pueblo para que ETA no tenga la excusa de que dicha palabra no es respetada es la payasada del siglo, y de que la única solución aceptable es la de convencer a sus amos de que respetan nuestras decisiones, dejando así a ETA huérfana de excusas.

Comprende, hermano jelkide, que en mi camino hacia el amor total a la totalidad de la obra de nuestro señor, las payasadas de Imaz, son un obstáculo considerable, y si me apuras, insalvable.