El 19 de julio de 1997 el IRA anunció su decisión de reponer la situación de alto el fuego que mantuvo esa organización armada entre 1994 y 1996, coincidiendo con los primeros compases del proceso para alcanzar una paz justa y duradera en Irlanda. Hoy se cumplen, por tanto, diez años desde que el IRA diera un paso que, como todos los que han sido y son en el proceso irlandés, han venido acompañados de gestos recíprocos.

Es, por ello conveniente no presentar como un todo lo que, con ser importante, no deja de ser uno de los muchos hitos que han marcado la experiencia política vivida en la última década por el pueblo irlandés. De hecho, y a fin de situar la decisión adoptada por el IRA en su contexto, hay que señalar que su anuncio de reposición de tregua tuvo lugar después de que el recién elegido primer ministro laborista, Tony Blair, anunciara su decisión de abordar un proceso de diálogo con Sinn Féin sin condicionar esa iniciativa política a un alto el fuego de la organización armada republicana.

En un proceso que busca superar un conflicto largo y doloroso se hace del todo necesario aprender de los aciertos pero también de los errores. ¿Porqué Londres tendió por segunda vez la mano al diálogo sin exclusiones y sin condiciones previas? Seguramente porque tanto el premier laborista como otros actores concernidos por el proceso hicieron una lectura correcta de lo ocurrido con el alto el fuego de 1994 y apostaron por la perseverancia en el intento de arreglo dialogado. Efectivamente, la primera tregua del IRA favoreció un escenario de incipiente diálogo con los republicanos pero no llevó a avances definitivos al plegarse Londrés a las presiones unionistas para condicionar esa fase del proceso al desarme del IRA. Esa y otras exigencias serían utilizadas por el unionismo posteriormente para condicionar la adopción y luego la aplicación del Acuerdo de Viernes Santo. Sin embargo, la imagen de Ian Paysley «presidiendo» esta semana en Dublín el Consejo Norte-Sur es irrefutable: sólo la perseverancia en la vía del diálogo multilateral permite superar los obstáculos que marcan los procesos de resolución de conflictos.