La XLI edición deja un balance positivo: hablamos de un alto nivel de calidad y creatividad. Existen tres modalidades de internacional, estatal y vasco y en todas ellas se otorgan tres premios. También se concede un Premio de Honor. Miguel Angel Arriba Cuadrado fue el ganador de este premio el año pasado. El autor ha mostrado en una galería dedicada a su obra su colección de fotos tanto en color como en blanco y negro. Los temas que trata son, sobre todo, animales, paisajes y la figura femenina.

Ha habido 328 concursantes de 30 países; entre ellos, hay que destacar la participación de Irán y EEUU que están presentes por primera vez en la historia del concurso. El número de trabajos entregados ha sido de 735 en la modalidad de monocromo y 1.039 en color. Así pues, se certifica el buen estado en el que se encuentra la creación de ambos apartados. En la modalidad internacional, la foto ganadora ha sido la del británico Peter Rees y en ella muestra un puente entremezclado con la niebla. Las otras dos vencedoras se centran en la figura humana. En el ámbito estatal, el ganador Miguel Parreño Méndez ha retratado la imagen de un viejo guardián. En el segundo puesto se pueden ver dos niños africanos y en el tercero una callejuela. El primer premiado vasco ha sido Luis Roberto González. Su fotografía refleja la naturaleza, al igual que el segundo premio, que ha reflejado un pastor con su rebaño de ovejas. Cabe destacar que no ha habido un tercer ganador en esta categoría.

Este certamen tiene ya 41 años de historia, aunque éste es el quinto año abierto al ámbito internacional. Los participantes son mayoritariamente de origen europeo, pero el eco del concurso bilbaino no tiene barreras y ha conseguido llegar hasta continentes como Asia o América. Aunque hay países que se presentan todos los años, también los hay nuevos. No existe limitación alguna y puede participar quien lo desee.

A pesar de que las obras son siempre inéditas, hay autores que llevan compitiendo 20 ó 30 años. El objetivo es fomentar este campo animando a hombres y mujeres a concursar igualmente. Aun así, la participación del género femenino es muy baja.

La exposición está organizada por temas. La gran sala se divide en secciones: la de blanco y negro con sus respectivos ganadores, y el acta que lo confirma, y la de color, también con sus vencedores y el acta. Un tercer apartado se cede al ganador del Premio de Honor del año anterior. En 2008 este espacio lo ocupará Vicente Cervera.

Ser jurado de este concurso es una tarea difícil; deben escoger las mejores fotografías entre más de 1.000 unidades. Horas y horas ante todas las obras para analizar la calidad de cada una de ellas. La elección parte de la toma o la composición, aunque también se tiene en cuenta la originalidad.

Al ritmo de la tecnología

La organización conoce la importancia de adaptarse a las nuevas tecnologías. La temática es siempre libre y el uso de programas informáticos para mejorar la calidad está permitido. Ya no extraña ver montajes que rozan de lejos la naturalidad; se han convertido en una segunda realidad en el mundo de este arte. Una foto es la visión personal de un momento que logramos que perdure hasta la eternidad. Si la imagen capturada es buena, tomada en el instante preciso y con el encuadre ideal, no importa si ha sido realizada con una cámara digital compacta o con una potente réflex, si ha sido modificada o si ha sido revelada sin retoques. Lo que se busca es transmitir sensaciones, observar y sentir. Éste es el verdadero objetivo que busca impulsar el concurso.