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Fede de los Ríos

La falsedad de Puras Iscariote es lo real

Se ha dado ustedes cuenta de que vivimos envueltos entre envolturas? Compra uno un yogurt y en primer lugar tiene que extraerlo de una bolsa de plástico en donde lo ha transportado a casa desde la tienda. Vienen, por lo general, en pack de a cuatro, protegidos por un cartón. Un vez roto el cartón, la tarea de separarlo de sus tres hermanitos clónicos. Quitamos la tapa y, una vez ingerido lo que nos dicen que es yogourt, depositamos el vaso de plástico junto con la envoltura de carton en una nueva envoltura de plástico a la que llamamos bolsa de basura situada dentro de una envoltura-recipiente o cubo.

Lo que tomamos por realidad se nos muestra a la manera de una cebolla con sus múltiples capas. La diferencia, la cebolla es cebolla desde la primera capa hasta el corazón, por el contrario, las capas-envolturas creados para la venta de mercancías no hacen sino intentar ocultar el contenido. Compra uno cualesquiera de los miles de coleccionables que nos ofrecen los quioscos, da igual si se trata de un dedal de la práctica colección «Dedales europeos del siglo XIX» en 127 entregas, o de la imprescindible «Medallas militares de la Primera Guerra Mundial». Todas vienen envueltas con un infranqueable plástico y sobre un cartón del tamaño suficiente para empapelar la Capilla Sixtina. Lo importante no es lo de dentro. Lo fundamental es el celofán. Todo se ha vuelto simulación y engaño.

Así en política, lo banal es lo que capta nuestra atención. Lo efímero, lo insignificante se ha vuelto lo real, lo verdadero.

Cómo, si no, explicar lo que ocurre en Navarra. No es necesario ser filólogo para darse cuenta de que cuando Puras habla nada dice. Convertido en muñeco con aspecto de vendedor de biblias de su José Luis Moreno particular, ese calvo venido de Madrid que le acompaña día y noche, dicen que experto en marketing, es decir, en simulacro y falsedad.

Todo estaba decidido de antemano y para que se cumpliera había que adornarlo, envolverlo con el celofán del Cambio y hacer partícipes al mayor número posible en la simulación y el engaño. Voto útil lo llamaron.

Decidido de antemano en otros lares, se establece un simulacro de participación con los lugareños. Si hace aguas y ni siquiera sus militantes navarros lo entienden, da igual. En las colonias siempre decidió la metrópoli. Su interés se impone sobre el de los colonizados.

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