La brecha salarial entre hombres y mujeres en la UE llega al 15%
Las diferencias salariales entre hombres y mujeres apenas se han reducido en los últimos años. Tan sólo han bajado un 2% en el último cuarto de siglo en la UE, donde la brecha salarial entre los géneros llega al 15%, según un informe de la Comisión Europea. Bruselas señala que la discriminación se debe a que determinadas profesiones «feminizadas» son infravaloradas. La brecha aumenta con la edad, en determinados sectores y en las empresas grandes.
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La Comisión Europea quiere fomentar el reparto equitativo de las tareas del hogar, uno de los principales culpables de que las mujeres ganen menos fuera de casa y tengan menos oportunidades profesionales.
Pero Bruselas no puede imponer las mismas medidas a todos los estados miembros, por lo que se limita a señalar algunas buenas prácticas que los Veintisiete deben plantearse, tales como «la baja paternal, las guarderías en el trabajo o la compensación salarial» con el fin de facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral y que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades de ascenso en el trabajo.
El comisario de Empleo, Vladimir Spidla, tachó de «inaceptable» la brecha salarial del 15% entre trabajadoras y trabajadores, una diferencia que tan sólo se ha reducido un 2% en los últimos 25 años. Para Spidla, el problema ya no es la discriminación directa (una mujer cobra menos que un hombre por la misma tarea) sino que las mujeres, con el fin dedicarse también a su familia, ocupan profesiones tradicionalmente desempañadas por mujeres y peor pagadas.
«No hay que aceptar que una cajera de supermercado cobre menos que su compañero de mantenimiento simplemente porque éste último cargo se desempeñe tradicionalmente por varones», afirmó Spidla.
Además, el comisario denunció que las mujeres sufran las consecuencias de la baja de maternidad en su evolución salarial y también en su pensión cuando se jubilan.
Los hombres de la UE dedican como media 42 horas a su trabajo remunerado y cuatro al trabajo no remunerado del hogar, según las estimaciones de la CE en 2005. Por su parte, las mujeres tienen una jornada laboral de 35 horas y se ocupan durante otras 14 del trabajo en casa. Ese tiempo no lo pueden dedicar a formación o a promoción en sus empresas. La concentración de las mujeres en unos pocos trabajos «feminizados» explica en parte, según la Comisión, que las mujeres estén peor pagadas. Los hombres eligen carreras con una salida laboral mejor pagada, tales como las ingenierías y ciencias, aunque las mujeres acaparan el 59% de los diplomas de enseñanza superior y obtienen mejores notas.
Cuatro de cada diez mujeres trabajan en la función pública, la enseñanza, la salud o las ayudas sociales y cerca de la mitad ocupan puestos de secretaria, vendedora o empleos que exigen bajas cualificaciones. Spidla destacó que «el trabajo femenino a menudo se infravalora y cuando en un determinado sector la mano de obra se feminiza, los salarios bajan».
Edades y sectores
Las diferencias salariales en la UE van aumentando con la edad. Son menos agudas en edades menores de 30 años (7%) que entre los 40 y los 49 años (31%) o entre los 50 y 59 (33%). Ello se traduce en que las mujeres tienen también pensiones de jubilación muy inferiores a las de los hombres y aumenta su riesgo de caer en la pobreza.
Los sectores donde la brecha salarial entre sexos es más amplia son la banca, los servicios y la industria. La brecha salarial es especialmente grave en los servicios financieros (37%). Ello se explica, según la Comisión, por las grandes diferencias entre salarios mínimos y máximos y por el «techo de cristal» que impide a las mujeres alcanzar puestos directivos.
También en la industria (34%) o los servicios a empresas (29%) hay fuertes diferencias, que se reducen en el caso de la función pública (porque trabaja un mayor número de mujeres) y de la construcción (sólo un 10% porque la mayoría de los empleados son hombres). El estudio evidencia que la discriminación es mayor en las empresas grandes que en las pequeñas
Las diferencias son especialmente graves en sectores como los servicios financieros, debido al «techo de cristal» que impide a las mujeres alcanzar puestos directivos mucho mejor remunerados.
Las mujeres ganan en el Estado español como media un 13% menos que los hombres y esta brecha salarial no ha disminuido en la última década. En el conjunto de la UE, la brecha apenas ha descendido dos décimas en la última década, desde el 17% hasta el 15%. Por países, las discriminaciones más graves se dan en Estonia y Chipre (25%), Eslovaquia (24%), Alemania (22%), Finlandia o Gran Bretaña (20%), mientras que la igualdad es mayor en Malta (4%), Bélgica (7%), Eslovenia (8%) y Grecia, Italia, Irlanda y Portugal (9%). Sin embargo, el informe pone de relieve que en la mayoría de países de la UE donde la tasa de actividad de las mujeres es baja (por ejemplo Malta, Italia, Grecia o Polonia), la diferencia de remuneración es inferior a la media por la escasa proporción de mujeres poco cualificadas o sin formación en el mercado laboral.
Una brecha salarial importante denota generalmente, según Bruselas, un mercado laboral fuertemente segmentado (Chipre, Estonia, Eslovaquia o Finlandia, por ejemplo), donde la participación de las mujeres se concentra en un número limitado de profesiones. Las diferencias también son más grandes en los estados miembros donde una proporción importante de mujeres trabajan a tiempo parcial (Alemania, Gran Bretaña, Países Bajos, Austria o Suecia).
En 2003, la tasa de precariedad en la UE era del 20% para las mujeres mayores frente al 25% entre los hombres. Las estadísticas muestran que la diferencia de retribución aumenta también con la educación y con los años de servicio en una empresa.