Madrid admite que el proceso se «truncó» desde el inicio
El 29 de diciembre de 2006, un día antes de que ETA hiciera estallar un coche-bomba en el aeropuerto de Madrid-Barajas, José Luis Rodríguez Zapatero insistía en sus mensajes de optimismo sobre el proceso de diálogo frente a la preocupación que expresaba la izquierda abertzale. Seis meses después, el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, admite que el proceso siguió un camino muy diferente al que el Gobierno español dibujaba ante la opinión pública.
GARA | DONOSTIA
El Gobierno español ha tardado seis meses en asumir públicamente que, tal como expresaron reiteradamente en su día tanto los portavoces políticos de la izquierda abertzale como la propia organización armada, el llamado «proceso de paz» se «truncó no muy lejos del alto el fuego», que comenzó el 24 de marzo de 2006. «Digamos que nunca arrancó del todo; ésa es la verdad: nunca despegó del todo», afirma el ministro español de Interior en una entrevista publicada en el último número de «El Socialista». «Tuvo un comienzo titubeante y, a partir de ahí, las cosas no hicieron más que complicarse», añade Alfredo Pérez Rubalcaba.
Según informaba ayer Europa Press, la entrevista fue realizada el pasado 12 de julio. Estas explicaciones de Rubalcaba contrastan con lo que fue la actitud mantenida tanto por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como del PSOE, que, prácticamente desde marzo hasta el 30 de diciembre de 2006, mantuvieron ante la opinión pública la tesis de que las negociaciones iban «según lo previsto». Y lo hicieron, además, en contraposición a las manifestaciones que realizaban los portavoces de la izquierda abertzale, que ya en el mes de junio advertían que el proceso podía colapsarse.
Es más, el 29 de diciembre, Rodríguez Zapatero afirmaba que «hoy estamos mejor que hace un año» y expresaba su «convicción personal» de que «dentro de un año estaremos mejor que hoy». Al día siguiente, ETA hacía estallar un coche-bomba en el aeropuerto de Barajas, atentado que costó la vida a dos personas y que provocó la destrucción de la terminal T-4.
La organización armada ya había advertido que el proceso estaba «en crisis» y que no descartaba «responder» si continuaba la acción represiva del Gobierno español.
El denominado «proceso de paz», en palabras del ministro de Interior, «nunca arrancó del todo» y «se truncó no muy lejos del alto el fuego» decretado por ETA en marzo de 2006.