Exhibición de Astaná en Albi
Vinokourov regresa a la pelea tras su gran victoria contra el crono
Astaná reventó el Tour después de colar a Vinokourov, Kloden y Kasheckin entre los cuatro primeros de la etapa, junto con Cadel Evans. Por otro lado, Rasmussen se defendió como un valiente y mantuvo el maillot amarillo, mientras que Valverde e Iban Mayo se hundieron
Arnaitz GORRITI | DONOSTIA
No era el correo del Zar ni el «Transiberiano», pero Alexander Vinokourov fue ayer una locomotora en Albi. Dominando la primera contrarreloj larga de cabo a rabo, el líder kazajo volvió a la pelea por el liderato de la general del Tour por la puerta grande, avasallando y asustando al más bragado.
Y es que la contrarreloj realizada por el conjunto Astaná heló la sangre a más de uno, y a más de dos. Si Vinokourov volaba, Andrei Kasheckin y Andreas Klöden planeaban a ras de suelo, mientras que sus rivales bastante tenían con sortear las numerosas trampas que la prime- ra prueba larga contra el crono tenía guardadas.
Tras la jornada de ayer, Michael Rasmussen sigue líder, con un minuto de ventaja sobre el australiano Evans y dos minutos y medio sobre Contador y Klöden. El primer corredor vasco es Mikel Astarloza, que ocupa el octavo lugar, justo por delante de Vinokourov, mientras que Iban Mayo es duodécimo, a casi seis minutos, empatado a tiempos con Valverde. Haimar Zubeldia, cuya condición de contrarrelojista le exigía una actuación bastante mejor de la realizada, ha caído hasta el puesto decimoctavo, con una diferencia de más de ocho minutos respecto al escalador danés.
La contrarreloj de Albi no fue una prueba contra el crono al uso. Poco había de esas largas y planas rectas que en otras ocasiones viene obsequiando el Tour a los mejores rodadores. Las zonas reviradas, curvas y contracurvas, pequeñas subidas y hasta un puerto de cuarta categoría, sito en el kilómetro 38,5, pusieron frente a los corredores un trazado que exigía tanto de potencia como de habilidad, en el que Vinokourov, un ciclista todoterreno bastante atípico, se movió como nadie.
Los 54 kilómetros que componían la decimotercera etapa de Le Grande Boucle dejaron muchas sorpresas, algunas actuaciones de gran ciclismo y un par de hundimientos algo decepcionantes. El británico Bradley Wiggins marcaba los mejores tiempos desde la mañana, ya que tuvo la fortuna de contar con el recorrido seco. El grueso del pelotón sufrió los rigores de una buen chaparrón que se alargó hasta los 20 últimos participantes de la crono.
Rasmussen, la crono de su vida
Justo cuando dejaba de llover, arrancó Vinokourov. Y si se le daba por descartado hasta ayer, desde la primera referencia, allá por el kilómetro 18, volvió a entrar en el juego de los mejores. Sólo Klöden y Evans aguantaban dentro del minuto de diferencia. La mayoría, entre los que se encontraba un Michael Rasmussen que realizaba los primeros kilómetros de la crono de su vida, se mantenían dentro de los dos minutos de desventaja. Los grandes derrotados de ayer, Iban Mayo -aunque ya se esperaba que perdiera mucho tiempo- y un decepcionante Alejandro Valverde, ya perdían más de dos minutos.
Las imágenes de televisión enseñaban a Vinokourov trazando la parte técnica de la mitad del recorrido casi parado y el propio Tour aseguraba que Klöden se había caído. Parecía que Astaná pudiera empezar a pagar los rigores de una prueba tan exigente. ¡Pues menos mal! A la altura de la Cóte de la Bauzié, Vinokourov marcaba 50 minutos y siete segundos, un minuto y 19 segundos mejor que Evans, y casi minuto y medio mejor que Klöden. Los demás, con la salvedad de un Contador más que digno, perdían hasta el apellido frente a Astaná.
Por otra parte, resultaba gratificante ver a Mikel Astarloza disputando la cronometrada con un coraje y una calidad dignos de cualquier jefe de filas, ya que cruzaba el kilómetro 38,5 en duodécimo lugar, a poco más de dos minutos de Vinokourov.
El pasaitarra conoce y disfruta del Tour, y con la libertad de movimientos de la que ha gozado ha logrado dar lustre a su clasificación, metiéndose como miembro de pleno derecho en el Top Ten de la clasificación general. El temor que surge con el guipuzcoano es que los esfuerzos que ha venido realizando en estas dos semanas vayan a pasarle factura a partir de hoy, toda vez que restan las etapas pirenaicas, las más duras de esta edición de la ronda gala.
Rasmussen dobla a Valverde
La expectación era máxima en el tramo final. Vinokourov clavaba el reloj en una hora y seis minutos, aventajando a Wiggins en más de dos minutos. La etapa era para un Vinokourov que llega a los Pirineos como auténtico «vencedor moral».
Los rivales del kazajo fueron entrando y claudicando uno tras otro ante el poderío del líder de Astaná. Sólo Cadel Evans logró hacer un último parcial mejor que Vinokourov. El oceánico, gracias a su magnífica actuación, logró encaramarse a la segunda plaza de la general a un minuto exacto de Rasmussen.
Evans se quedó a un minuto del líder porque el danés se defendió como gato panza arriba. Rasmussen dio una lección de coraje y salvó la jornada sin excesivos agobios, y con la promesa de unos Pirineos más que apetitosos para él.
Sin embargo, la primera hazaña de Rasmussen llegaba ayer mismo. Ya en las calles de Albi, el «pollo» doblaba a Alejandro Valverde, flamante candidato para copar el podio en París, algo venido a menos. Ni los cronistas de televisión ni los de radio daban crédito a lo que sus ojos veían.
El mismo Rasmussen, que había perdido el podio de París y casi hasta la dignidad en la contrarreloj larga de 2005, levantaba los adhesivos al corredor murciano y entraba en la meta con el undécimo mejor tiempo, justo por detrás de Mikel Astarloza. Valverde, por su parte, culminaba una etapa penosa, dejándose todas sus opciones para el podio de París, después de perder seis minutos sobre Vinokourov, marcando un tiempo similar al de Iban Mayo.
A partir de hoy, los Pirineos dictarán sentencia. Los que perdieron hasta los papeles en Albi deberán moverse. Por lo pronto, Mazamet acoge la salida de una etapa que llegará a la cima de Plateau de Beille, después de 197 kilómetros y con el puerto de Pailheres en medio. Quienes se vaciaron en exceso en Albi lo van a pasar muy mal. Aún queda mucho Tour por delante.
El mejor representante vasco en la jornada de ayer fue Mikel Astarloza (Euskaltel-Euskadi). Tras su décima plaza en la etapa, el pasaitarra llega a pie de los Pirineos en la octava plaza de la clasificación general, y muy motivado.
«Estamos a las puertas de los Pirineos y se nota en el ambiente del equipo. Pronto veremos todas las cunetas naranjas, y la motivación será extra. Cuando corría en el AG2R me animaban muchísimo, pero ahora, al estar en el equipo de casa, me imagino que aún será mayor la expectación. El equipo esta haciendo un buen Tour, y eso aún invita más a acercarse a los Pirineos. Aunque ya no tengo la frescura de la primera semana, me estoy encontrando bien y pondremos toda la carne en el asador para conseguir un triunfo, creo que por nuestro trabajo en carrera nos lo merecemos».
«En Albi me he encontrado bien. Este tipo de recorridos se adecúan a mis características y he acabado entero. Son de fuerza, con subidas y bajadas y en ese tipo de terreno me desenvuelvo bien. Quería marcar un buen tiempo para conservar el puesto que tengo en la general, que es importante tanto para el equipo como para mí, y lo he conseguido. Incluso he ganado un par de plazas y ahora estoy octavo. No sé si podré mantener esta posición, tampoco me lo he planteado, pero es importante que a estas alturas de Tour estemos tan adelante», dijo Astarloza.
A. G.
Uno de los grandes derrotados de la jornada de ayer no fue otro sino Iban Mayo, que perdió más de seis minutos en la meta respecto a Vinokourov. Pese a todo, el de Igorre se tomaba sus resultados con filosofía.
«Ya había dicho que era una crono larga y dura, y que las diferencias iban a ser muy grandes, un poco en la línea de los últimos Tours. Para mí no es una sorpresa las ventajas que ha conseguido Vinokourov. Todos sabíamos que no podíamos descartarle todavía y cuando se le pudo eliminar se le dejó vivir. Ahora se ha metido de nuevo en la pelea».
«Del que nadie podía esperar este rendimiento es de Rasmussen. Ahora tiene tres etapas a su favor y junto a Evans son los máximos candidatos, aunque, visto lo visto, Vinokourov va a pasar al ataque», dijo el vizcaino.
Ante la inminente llegada de los Pirineos, el líder de Saunier Duval Prodir se ve con la moral «intacta» a la hora de escalar posiciones y optar por una etapa.
«No me he encontrado del todo mal durante la crono. Ya sabía que iba a perder bastante tiempo, por lo que la moral está intacta. Ahora es cuando llega mi terreno y si estoy como espero estar, no me preocupa. Los dos o tres minutos que he podido ceder te pueden caer fácilmente en una etapa de Pirineos. Mi única preocupación es recuperar bien el esfuerzo y empezar a buscar el triunfo de etapa que quiero. Para la general, si no es para el podio, prefiero una victoria a hacer quinto o sexto en París. Viene a verme mi peña a Plateau de Beille y eso hará que tenga una motivación especial para tratar de ofrecerles una buena actuación», concluyó.
A. G.