Sin preparación previa, de forma precipitada y sobre análisis erróneos: el retrato que realiza el documental «No End In Sight» (Sin final a la vista) sobre la gestión de Irak por EE.UU., tras el derrocamiento de Sadam Hussein en 2003, es tan preciso y frío como el corte de un escalpelo. Este trabajo de Charles Ferguson, especialista en Ciencias Políticas, llega hoy a los cines de su país y próximamente, aunque no hay fecha, se podrá ver en Europa.

Premiada el pasado mes de enero en el festival de cine independiente de Sundance, «No End In Sight» pone en cuestión el papel ejercido por la maquinaria de ocupación norteamericana y los errores de bulto cometidos en el primer año de gestión en Irak por la Autoridad Provisional de la Coalición invasora (CPA). Charles Ferguson, especialista en Ciencias Políticas que ha hecho fortuna en internet, ha gastado dos millones de dólares en el rodaje. Basándose en 70 testimonios de primera mano, el documentalista examina con meticulosidad las decisiones de la CPA, como el desmantelamiento del ejército iraquí y su fracaso a la hora de impedir los pillajes a gran escala.

El resultado es sorprendente: «Incluso el público mejor informado se va a quedar boquiabierto», afirma el diario «Variety» en su crítica. Ferguson asegura que su trabajo nació como reacción a la cobertura incorrecta que los medios de comunicación generalistas realizaron de la guerra en Irak. «Se han escrito muchos buenos libros sobre Irak, pero pocos americanos se toman el tiempo para dedicar siete, ocho o diez horas a leer un libro de 400 páginas», declara el realizador. «No pueden tener una buena idea general de un problema tan complicado si únicamente ven la televisión o leen un periódico. Este tipo de periodismo exhaustivo ya no existe», asegura.

Ferguson, «pasmado»

El documentalista afirma estar «pasmado» por las anécdotas que le relataron durante su investigación: «Conocía los hechos generales, pero desde que me di cuenta de hasta qué punto el comportamiento de la Administración ha sido estúpido y absurdo, no volví de allí», dice, parafraseando al ex gobernador de Irak, Paul Bremer, cuando anunció el desmantelamiento del ejército iraquí. Esta medida es vista como una de las causas del reforzamiento de la insurrección, cuando millones de jóvenes sunitas entrenados para las armas se encontraron en el paro y encolerizados.

«Bremer tomó esta decisión siguiendo las recomendaciones de Walter Slocombe (consejero de la CPA) cuando ninguno de ellos había vivido en Irak, y Bremer no estuvo allí más que nueve días», agrega. «Hay muchas cosas de este tipo», continúa, desmintiendo por otro lado que las críticas lanzadas a la administración Bush sean más fáciles a posteriori. «Una mayoría de expertos rogaban antes por una actitud muy diferente de la que se ha adoptado». En su opinión, la cuestión radica en saber si los principales arquitectos de la guerra, el ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld y su adjunto Paul Wolfowitz, deben rendir cuentas. Ambos se negaron a hablar ante la cámara. «Van a ser muy duramente juzgados por la Historia, y eso ha empezado ya», pontifica.