dabid lizarralde palacios Preso politico vasco. Villanubla (Valladolid)
Agur Antonio
Has esperado a finales de Sanfermines para dejarnos, navarro hasta para eso, aunque de bilbaino también tenías un poquito. Lo bueno sólo, que algo tenemos. Así que en el «pobre de mí», me dejas con la pena de otros Sanfermines que me he perdido, y la de no haberte podido invitar a un último cortadito en la Barbería. Pero debo confesarte que los últimos han sido de mentirijillas y la cafeína la suplían el cariño de Isabel y de los que te queríamos.
No te voy a prometer vernos de nuevo, nunca hemos creído en esas cosas, no vamos a empezar ahora. Me quedo con los recuerdos, esas jamadas que no nos vamos a poder pegar, ni en tu casa, con la polémica de la foto que me pusieron en la anterior campaña, ni en la parte de atrás de tu otra casa, que parece que quieren cerrar una vez más. Me quedo con tu recuerdo a pie de barra, junto a las bolsas de la compra y haciendo el crucigrama de «Egin», dispuesto a un rato de conversación sobre cualquier cosa, y sobre todo de tus re- cuerdos: de cuando fuiste marino, de esos viajes y aventuras por mil mares, de cuando la Ronda no era como ahora, la riada... Te animabas y acababas apurando el café, que a la tarde había mani, concentración o cualquier movida. De Bilbo o del barrio, de presos, de la gazte o de Bihotzean.
Normal que luego te doliese esa maldita rodilla a la que te enfrentaste haciendo tuyo el dicho «si nos quieren arrodillados que nos corten las piernas», y aún así, tu siempre les vas a mirar por encima del hombro. Es lo que hace la dignidad, que tú nunca perdiste y en lo que a muchos nos gustaría imitarte. Que lleguemos a tu casa y podamos mirar hacia atrás y decir que hemos hecho un recorrido como el tuyo, que las trampas de la vida, hipotecas, sueldos... no nos hicieron perder el norte y que supimos, como tú, vivir como pensábamos y no acabamos pensando tal y como vivimos. Por estas casas dejas un montón de amigos, que echaremos de menos esas fotos sacadas desde la cuneta, las postales floreadas, las pegatinas y esas cuatro letras. Te echaremos de menos. ¡Un abrazo, «majico»!