Xabier Agirre, elegido diputado general
Un movimiento de ANV evita que el «unionismo» siga gobernando Araba
A la hora de comer el candidato del PSE, Txarli Prieto, se veía ya como diputado general de Araba. La coalición EB-Aralar había anunciado que podría darle su apoyo en la segunda votación. Esto haría que empatara con el jeltzale Xabier Agirre pero le daría el cargo por tener el PSE más votos que el PNV. Al comienzo de la sesión de la tarde, ANV anunció que rompería ese empate para evitar un nuevo gobierno «unionista». Por ello, Aralar acabó votando en blanco.
Iñaki IRIONDO | GARA
El PP, que ha gobernado durante los últimos ocho años la Diputación de Araba con el apoyo del PSE, debe desalojar en Palacio de la Provincia. Y no le sustituirá Txarli Prieto, que desde media mañana se veía ya ocupando el sillón de diputado general. Se le atragantó la sobremesa. Su alegría duró hasta que ANV dijo que estaba dispuesta a mover ficha para evitar que el «constitucionalismo» siguiera al frente de la institución foral. A partir de ahí, el rostro de quien había anunciado públicamente hace días que contaba con los apoyos suficientes para ser investido se desencajó y así siguió hasta que el jeltzale Xabier Agirre tomó posesión de su nuevo cargo.
El pleno de las JJGG comenzó a las nueve de la mañana por los cauces previstos. No se conocían acuerdos que garantizaran mayorías suficientes. Los candidatos de ANV, Aitor Bezares, y el presentado con las firmas de PNV, EA y EB-Aralar, Xabier Agirre, hicieron los discursos que cabía esperar de ellos. Txarli Prieto, del PSE, no tardó en criticar al PP, lo que ya era un indicativo de que no había pacto entre ambos partidos. Prieto había asegurado varias veces en los últimos días que contaba con los apoyos necesarios para salir elegido, pero no los había desvelado. Fue hacia el final de su discurso cuando anunció que desde las elecciones su partido había trabajado «intensamente» para encontrar «las suficientes coincidencias, aproximaciones y lugares de encuentro» con EB-Aralar porque «no hay otro camino que el de la izquierda y el de los progresistas». Aunque eso no le impidió tampoco pedir al PP que respondiera a la «generosidad» del PSE durante los últimos ocho años.
Txarli Prieto mostraba así cuáles eran sus preferencias, pero quedaba por ver si sus intenciones eran correspondidas. La coalición EB-Aralar dividió su tiempo de intervención entre sus dos únicos procuradores. El primero en tomar la palabra fue Iñaki Aldekoa, de Aralar. Señaló que en la primera votación mantendría la «palabra dada» de votar al jeltzale Xabier Agirre. Pero añadió que si no había un acuerdo entre PNV y PSE en la segunda votación evaluaría las coincidencias programáticas para decir a cuál de ambos votaba. José Miguel Fernández, de EB, fue más claro. Aseguró que su firma en la candidatura de Agirre siempre había estado condicionada a que en un plazo determinado hubiera un acuerdo también con el PSE. Por lo tanto, avisaba de que no apoyaría a Agirre si no había tal acuerdo y decía que «pasaremos a un segundo escenario en el que ofreceremos expresamente el acuerdo programático al PSE».
Empate a favor del PSE
Con estas palabras de EB-Aralar se oficializaba la posibilidad de que en la segunda votación se diera un empate a 16 entre Txarli Prieto y Xabier Agirre, lo que de acuerdo a la interpretación del reglamento convertía en diputado general al candidato del PSE por haber obtenido este partido más votos que el PNV en las pasadas elecciones.
El anuncio explicaba también los rostros festivos que no sólo mostraban el candidato del PSE, los junteros de este grupo y otros cargos internos alaveses, sino también la alegría y desenvoltura con la que se movían por allí el secretario de organización del PSE, Rodolfo Ares, y el portavoz parlamentario y secretario general de Bizkaia, José Antonio Pastor.
Entre las bancadas de otros grupos y también entre muchos observadores la maniobra de EB-Aralar causaba una indisimulada perplejidad. A nadie se le escapaba, por ejemplo, que mientras para votar al candidato por el que habían firmado, Xabier Agirre, se le exigía al PNV que alcanzara un acuerdo con el PSE, para dar su apoyo a Txarli Prieto no se le pedía nada.
Agirre, por cierto, no parpadeó al acusar a EB de «deslealtad y deserción», y le espetó que, al tiempo que le pedían un acuerdo con el PSE, con su anuncio les dejaban sin cartas para intentarlo. Agirre recordó al juntero de EB, José Miguel Fernández, que él le votó para que esté en las Mesa de las Juntas «porque en el PNV creemos en la lealtad», y añadió que este EB «dice que hará una propuesta al PSE en base al programa» cuando en realidad sólo buscan «puestos y supervivencia». El candidato jeltzale no fue tan explícito con el procurador de Aralar, Iñaki Aldekoa, porque en el PNV no estaban seguros de que finalmente fuera a votar a Prieto.
Sorpresa de sobremesa
El inicio de la sesión de la tarde se había retrasado hasta las cinco de la tarde, quizá para afianzar compromisos o acuerdos que finalmente no se dieron. Y si la sesión de la mañana había tenido su sorpresa, la de la tarde fue aún mayor.
Por turno le correspondía a Aitor Bezares ser, de nuevo, el primero en acercarse al atril de oradores. El candidato de ANV anunció que, si estaba en su mano, intentaría evitar que Txarli Prieto fuera diputado general de Araba porque «su candidatura representa todo lo contrario al cambio político, lo mismo que el PSOE que ha cerrado las puertas a la resolución del conflicto, a la democracia y a la paz». «Por eso -concluyó- si viésemos que en la segunda votación se va a producir un empate que diese la Diputación de Araba al PSE, ANV analizará cómo evitarlo con sus votos». De nuevo murmullos. Salidas del salón de pleno. Teléfonos móviles en funcionamiento.
Bezares explicó después, una vez finalizado el pleno, que el movimiento de ANV no era un apoyo al PNV sino para evitar que el «constitucionalismo» siga gobernando en Araba. Mostró pocas esperanzas de que Xabier Agirre afronte un cambio real de la política alavesa, más aún viendo los últimos movimientos que ha hecho en Euskal Herria la dirección del PNV.
En cualquier caso, la advertencia de ANV tuvo su eficacia. El empate, que se daba por hecho por la mañana, desapareció. El procurador de Aralar, Iñaki Aldekoa, lamentó que las cuestiones alavesas se hubieran mezclado con otras como el conflicto político. «Aquí se mezcla todo, se cruzan todos los cables», afirmó. Por lo tanto, ante el hecho de que ANV se había aparecido «como el arcángel San Miguel para salvarnos» de Txarli Prieto, y a la vista de que no había acuerdo entre PSE y PNV, desveló que en la segunda votación introduciría en la urna una papeleta en blanco como crítica a ambos y porque «no queremos tener ninguna responsabilidad en lo que aquí pase».
En cualquier caso, Aldekoa quiso dejarle claro a Agirre que «no tengo ningún problema en votar a Prieto», e incluso alabó el intento del PSOE por solucionar el conflicto, con los costes que ello le ha supuesto. Además, defendió un gobierno PSE-PNV porque representan «el centro político» y evita que «los extremos, representados por PP y ANV, nos hagan el menú».
El portavoz de EB, José Miguel Fernández, se defendió de las acusaciones de deslealtad asegurando que el PNV conocía lo que ocurría. No rectificó su apoyo al PSE, que mantuvo en las dos votaciones.
A la vista de que con la primera intervención de la tarde había conseguido ya el objetivo de impedir que se diera el empate que beneficiaba al PSE, ANV aclaró en su segundo turno de palabra que votaría a su candidato.
A partir de ahí, la única posibilidad de evitar que Xabier Agirre fuera elegido diputado general era un acuerdo entre PP y PSE. Los portavoces de ambos grupos reclamaron al otro los votos para su propio candidato. Pero esta vez no hubo acuerdo ni llamada desde Madrid que lograra forzar el matrimonio.
Xabier Agirre logró los 16 votos de PNV y EA. PP y PSE empataron a 15. ANV contabilizó sus 4 junteros. Finalizada la sesión, Agirre juró su nuevo cargo entre la explícita alegría de muchos jeltzales. Especialmente emocionado estaba el presidente del ABB, Iñaki Gerenabarrena, al que no le han faltado presiones internas para que buscara un acuerdo de coalición con el PSE aunque fuera con Txarli Prieto de diputado general.
El nuevo diputado general de Araba cuenta únicamente con el apoyo de 16 (PNV y EA) de los 51 procuradores de las Juntas Generales, lo que le obligará a buscar constantes pactos con el resto de grupos para aprobar los presupuestos y las normas forales.
Xabier Agirre logró sumar 16 votos gracias a que ANV fue ilegalizada en la circunscripción de Aiara y la anulación de sus votos hicieron que EA obtuviera un procurador en la comarca. Aitor Bezares se lo recordó en el pleno de ayer.
PP y PSE, que en las dos últimas legislaturas habían estado juntos a la hora de tomar las grandes decisiones institucionales en Araba, consumaron ayer su divorcio. Ninguno dio el brazo a torcer para evitar la elección de Xabier Agirre.
El candidato de ANV a diputado general, Aitor Bezares, fue el encargado de abrir el pleno. Con su discurso, la voz de la izquierda abertzale volvía a escucharse en las JJGG de Araba, aunque fuera de forma limitada porque la aplicación de la Ley de Partidos ha recortado un procurador a su grupo. Esta «conculcación de derechos», como la que ha afectado igualmente a numerosas candidaturas de ANV en ayuntamientos y otras JJGG, fue denunciada por el candidato. Bezares apostó por que el regreso de la izquierda abertzale a la institución foral fuera «un activo para el cambio», lo que a la postre demostró con su voto.
Tanto en su primera intervención como en las posteriores, el candidato de ANV defendió la búsqueda de una «solución democrática» al conflicto, pasando por «dar la palabra y la decisión al pueblo». La exigencia de que se acuda a la ciudadanía para que se pronuncie directamente sobre las aspectos que le conciernen no se limitó a las grandes cuestiones globales, sino que se trasladó también a infraestructuras como el TAV, exigiendo que sea la sociedad quien decida. Además, tiene planteadas ya iniciativas en apoyo del euskara y por la democratización de Caja Vital.
El resto de candidatos también abordaron cuestiones de política global vasca y otras más ceñidas a proyectos sectoriales para el herrialde, pero su punto en común fue el tratar de demostrar que eran los más legitimados para acceder al cargo de diputado general. El jeltzale Xabier Agirre apuntó a su favor ser el candidato que contaba con el aval del mayor número de procuradores en Juntas Generales, aunque después la intervención de Ezker Batua echó por tierra sus sumas iniciales. Javier de Andrés, del PP, se presentó como el más votado por los alaveses y defensor de la Araba «no nacionalista» electoralmente mayoritaria. Desde el PSE, Txarli Prieto, argumentaba que su partido es el que más votos y escaños ha ganado desde 2003 y que en la circunscripción de Gasteiz, en la que se habían enfrentado los tres candidatos a diputado general -a Aitor Bezares ni le tomó en consideración-, había obtenido una nítida ventaja de votos.
Por lo demás, sus discursos no se separaron mucho de los que ya se conocen a sus respectivos partidos en las cuestiones generales. El PNV defendió la necesidad de un cambio después de ocho años con el PP al frente de la Diputación, mientras que, como es lógico, Javier de Andrés defendió el trabajo hecho en estas dos legislaturas para poner en valor su propia candidatura. Más complicada fue la situación de Txarli Prieto en este punto, puesto que denunció la parálisis del PP, pero no tuvo empacho en reivindicar las políticas sociales realizadas gracias a la influencia del PSE en los acuerdos presupuestarios.
Pese a los discretos resultados obtenidos en las últimas elecciones municipales y forales, el PNV ha conseguido finalmente hacerse con el gobierno de tres diputaciones forales, una posibilidad que entraba en pocas apuestas.