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Polémica con los buitres en Karrantza

El cierre del muladar de Ordunte genera problemas

La falta de alimento en los montes de Karrantza y sus alrededores, unido a la clausura del muladar de Ordunte, está originando muchos problemas a los ganaderos de este valle vizcaino, que reclaman soluciones cuanto antes de las autoridades forales.

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Agustín GOIKOETXEA

Antes del 31 de agosto, justo cuando se cumple un año del cierre del muladar de Ordunte, la Diputación vizcaina ha anunciado que adoptará una decisión acerca de su futuro después de unos meses en que las noticias relacionadas con los buitres están en primera línea de la actualidad en Bizkaia.

Hace un año, el Departamento foral de Agricultura, por entonces bajo la dirección del jeltzale Eusebio Larrazabal, decidió la clausura del comedero de aves de Karrantza para «frenar» la expansión de buitres en el entorno de la instalación que funcionó durante 20 años. En los informes que manejó la Diputación para adoptar la polémica decisión se recogía que 6.300 ejemplares sobrevolaban la zona de Karrantza atraídos por el alimento depositado en el muladar, procedentes de Araba, Durangaldea, el norte de Castilla y el oriente de Cantabria .

Colectivos ecologistas y EHNE contestaron unos meses después, en lo referente a la retirada de animales muertos de los montes, que «se estaba recogiendo prácticamente la totalidad de la carroña producida», con lo que a los buitres «les faltaba alimento». «Se puede poner en peligro lo que se ha logrado con muchos esfuerzos», advirtió el presidente vizcaino del sindicato agroganadero, Mikel Kormenzana.

El comedero se emplazó en el entorno de Ordunte al existir precisamente allí posaderos naturales. «Karrantza es una encrucijada en el campeo de los buitres», unos animales que, según explica el biólogo y miembro de la Sociedad para el Estudio de las Aves Rapaces (SEAR) Iñigo Zuberogoitia, «son muy territoriales».

En todo Bizkaia se calcula que hay 60 parejas reproductoras, además de que se contabilizó que hasta 400 ejemplares se acercaban habitualmente al comedero de Ordunte. El buitre leonado está protegido por la directiva de aves silvestres y catalogado como especie de interés especial en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. En el entorno del muladar están también 9 de las 19 áreas de nidificación del alimoche, sin olvidar a los 30 ó 40 milanos reales que anidan en invierno en el cercano valle burgalés de Mena. Al quebrantahuesos, una especie en situación crítica en Euskal Herria, sólo se le ve de paso, mientras que la presencia de buitres negros es esporádica.

Se elimina su fuente de alimento

En estos doce meses se ha eliminado una fuente de alimento para varias aves rapaces y necrófagas -no sólo buitres, sino también alimoches, quebrantahuesos y milanos- que ven amenazada así su propia supervivencia y, de manera paralela, se ha producido un incremento de los ataques al ganado que pasta libremente en prados de Enkarterriak, Karrantza y el valle de Mena. Mientras los colectivos ecologistas reivindican la apertura del muladar, al igual que algunos ganaderos, otros lo rechazan porque aseguran que perjudica a sus intereses.

Perjuicios es lo que cree que ha generado la clausura el biólogo Iñigo Zuberogoitia, que controla la evolución de la población de buitres leonados desde 2000. Tal valoración parte de los datos recopilados por la Sociedad para el Estudio de las Aves Rapaces a la que pertenece, de los que se desprende que tan sólo dos crías han salido adelante esta temporada. Cifra en torno a una decena el número de parejas que ha puesto huevos, «pero los polluelos se han ido muriendo porque no había comida», subraya Zuberogoitia, quien cita que el éxito reproductor en Bizkaia ha pasado del 57% en el periodo 2004-2006 a menos del 40% este año, acentuándose en el valle de Karrantza.

Las crías necesitan comida a diario y estas aves carroñeras buscan donde sea para alimentarlas. Este doctor en Biología explica que el «hambre canina» lleva a los buitres a no aguardar un tiempo prudencial «como cuando la comida era abundante» y sopesaban más acercarse a un animal muerto o moribundo. «De hecho, años atrás, los buitres tardaban varios días en bajar a un animal muerto, siendo por lo tanto prácticamente imposible -recuerdan colectivos conservacionistas- que se acercasen a un animal vivo con intenciones de alimentarse». Ahora, para sorpresa de los ganaderos, se aproximan más a las explotaciones.

Estas manifestaciones ya fueron confirmadas meses atrás por Kormenzana, al reconocer que los ataques iban en aumento: «Como están muertos de hambre, están cambiando sus hábitos carroñeros y empiezan a ser depredadores, aunque siempre con animales débiles, enfermos o de parto».

A su vez, Zuberogoitia recuerda que, en su día, mantuvo una reunión con un responsable de la Diputación de Bizkaia al que le auguró que su decisión sobre el muladar iba a ser «contraproducente». Sin la carroña en el comedero de Ordunte, las aves campean en un radio de 50 kilómetros de su nido a la búsqueda de algún animal muerto pero al no hallarlo optan por aproximarse a las vacas, ovejas o yeguas cuando están pariendo para hacerse con la placenta, que antes era el bocado preferido de los cuervos y alimoches. «Empiezan por la placenta y, si ven que el animal está debilitado, en la euforia continúan con todo lo que tiene sangre, comenzando por las nalgas», explica.

Los organismos ecologistas y conservacionistas ya aventuraron que este tipo de incidentes iba a ir a más «a medida que los pollos se hagan más grandes y requieran más alimento. Si bien los buitres adultos pueden permanecer varios días sin comer -puntualizaron- no pasa lo mismo con los pollos que deben ser alimentados diariamente».

Hace unas semanas la Dirección de Biodiversidad del Gobierno de Lakua entregó un informe a la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV), a raíz de que ésta se lo encargase tras recibir una denuncia del PP que alertaba acerca del riesgo que suponía la falta de suministro de alimento para estas aves en época de cría. El estudio de Lakua concluye que en el valle de Karrantza no hay suficiente carroña para cubrir las necesidades de la población de buitre leonado. Los autores del documento señalan que se necesitan entre 599 y 796 toneladas de carroña para alimentarles mientras la disponibilidad de animales muertos oscila entre 207 y 939 toneladas.

Al producirse la clausura del comedero, el diputado Eusebio Larrazabal afirmó, fundamentándose en estudios que manejaba, que las aves carroñeras tenían suficiente comida con los cadáveres que había en el monte. Se calculaba que necesitaban 1.400 toneladas de alimento al año, una cantidad que podrían obtener con la carroña, sin la necesidad de que el ser humano depositase despojos de matadero.

EHNE calificó de «completamente injustificables» las palabras del entonces responsable foral de Agricultura. «La Diputación tiene la obligación de recoger dichas reses muertas por motivos de sanidad pública. El procedimiento es que el ganadero tiene que dar aviso y Base Gorria tiene que recoger la res. En su caso -aclararon- el personal del Servicio de Montes puede dar parte, si es que no hay aviso anterior por parte del dueño del animal». Los colectivos conservacionistas creen que «es posible el abandono de animales muertos sin poner en riesgo la salud del ganado ni de los humanos».

«No son más peligrosos que antes»

Zuberogoitia niega que estas aves necrófagas hayan variado su comportamiento, convirtiéndose en más agresivas. Incide en que atacan tan sólo a animales que están debilitados, como es el caso de los que acaban de parir y sus crías, o «aceleran» la muerte de aquellos que están enfermos y no se pueden valer. El miembro de SEAR no oculta su hartazgo por las informaciones que se están difundiendo acerca de ataques continuados, apostillando que no todas las muertes tienen su origen en la acción de los buitres. «Si es verdad que atacasen a ganado sano, no quedaría una res en el campo», apostillan los organismos ecologistas.

«No se han vuelto locos. Siguen haciendo lo de siempre», subraya Zuberogoitia, quien discrepa de las afirmaciones de los ganaderos afectados de que los buitres han cambiado de hábitos al arremeter contra los animales más débiles. Los becerros y las vacas recién paridas son las más perjudicadas, al igual que otros animales domésticos que pastan al aire libre, como atestigua Helen Groome, de EHNE, que confirma que en estos casos optan por poner los animales a cubierto. La crispación tiene otro ingrediente en la ausencia de compensaciones de las administraciones a estos daños en la cabaña.

«De cualquier forma somos las personas, y hoy las instituciones, las que estaríamos obligando a estos cambios en el comportamiento al retirar todo el ganado muerto del monte y privarles de sus fuentes de alimentación natural», argumentan los grupos conservacionistas. «La Unión Europea ha establecido fórmulas para permitir la conservación de estas especies, garantizando el control de la enfermedad de la encefalopatía y realizando aportes suplementarios de alimentos por lo que en el caso de Karrantza, con un matadero local -subrayan-, el tema tiene una solución más sencilla si cabe».

En el otro extremo está la Asociación de Ganaderos de Karrantza, que prefiere que no se vuelva a abrir el muladar para que «los buitres aprendan a buscarse la comida, ya que estaban acostumbrados a tenerla fácilmente». Desde este colectivo se asegura que los grupos favorables a su apertura no son del valle. Estos ganaderos se inclinan por reducir la población de aves necrófagas en el valle, al estimar que «se han reproducido más de lo que deberían», trasladando los ejemplares «excedentes» a otros lugares.

Pero no todos los ganaderos están en contra. La Plataforma de Usuarios de los Montes de Triano y la Asociación para la Promoción de la Cultura Agrícola-Ganadera en Meatzeta defienden la apertura del muladar «para que los animales pueden alimentarse sin agredir a la fauna de la zona». Por tal motivo, en setiembre llevarán a cabo una marcha contra la clausura del comedero, desde La Arboleda al monte Ganeran, una de las áreas «más perjudicadas» por la decisión de la Diputación vizcaina. José Antonio Quintana, portavoz de ambos colectivos, declaró que van a solicitar a las instituciones «que se impliquen en el problema y que realicen un estudio pormenorizado del censo de aves con el fin de determinar la manera más idónea de alimentarlas».

Zuberogoitia, por ejemplo, se inclina por evitar que los futuros aportes de despojos de matadero se hagan de forma periódica, como sucedió hasta el cierre. «Hay que intentar que sea ocasional», además de tratar de diversificar los puntos en Bizkaia.

No son las únicas posturas favorables, pues EHNE suscribió hace unas semanas un documento, que se suma a otros, en favor del comedero «y en beneficio de los ganaderos del valle», junto con Karrantza Naturala, Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas), Seo-Birdlife, Sociedad Ornitológica Lanius, WWF-Adena Bizkaia, Ekologistak Martxan, SEAR e Izate. Helen Groome se inclina por la apertura «para que no se coman los animales y cesen los ataques» mientras se elabora un estudio minucioso acerca de cuántos ejemplares de buitre leonado hay, antes de fijar un plan de cara al futuro. Una alternativa, apunta, sería «llevar a unas parejas jóvenes a zonas del este de Europa».

Groome reconoce que el muladar ha podido generar cierta «masificación», aunque apostilla que muchas de estas aves pueden tener sus nidos en Burgos o Cantabria. EHNE aguarda el nuevo informe foral para contrastarlo con otros de diferentes biólogos, entre ellos el que han encargado.

Los ecologistas acusan a la Diputación de cubrir el expediente con un nuevo informe

El Departamento foral de Agricultura -presidido ahora por la jeltzale Irene Pardo; por cierto, natural de Karrantza- ha anunciado que para finales de agosto tendrá elaborado un informe sobre la necesidad o no de reabrir el muladar de Ordunte. Desde los colectivos en defensa de la naturaleza acusan a la Diputación vizcaina de «cubrir el expediente», argumentando que no se puede redactar en el plazo de dos meses un estudio riguroso acerca de la incidencia de la clausura del comedero en las poblaciones de aves carroñeras.

Estos organismos recuerdan que la propia Administración reconoció la falta de estudios sobre la dinámica de las poblaciones, las variaciones del número de ejemplares, la distribución y recorridos de estas aves. Además, inciden en que la institución ha señalado que «muchos de estos datos se conocen por entidades y asociaciones privadas y, sin embargo, ni se les apoya, ni se les pregunta. Quizás -subrayan- porque no quieren oír lo que estos grupos tienen que decir».

Los grupos involucrados en la defensa de las aves necrófagas remarcan que las autoridades forales han hecho suyos los programas de marcaje de buitres, «cuando en realidad nunca los han financiado». Denuncian que los datos que precisa para elaborar el estudio son fruto de la labor de la iniciativa privada, combinando el esfuerzo voluntario de varios grupos conservacionistas. «Lo sorprendente es que, pese al conocimiento de estos programas, la Diputación no recurriese a estos grupos para asesorarse sobre el asunto del muladar. Quizá -inciden- porque no quería saber lo que podían decir». A.G.

60 parejas

Unas 60 parejas reproductoras están censadas en Bizkaia por los voluntarios de la Sociedad para el Estudio de las Aves Rapaces, sobre las que se hace un seguimiento.

Dos crías

Dos polluelos de buitre leonado han salido adelante en la presente temporada de cría después de la clausura del muladar que ha restado alimento a las aves.

400 ejemplares

Entre 300 y 400 ejemplares sobrevolaban el entorno de Ordunte cuando se aportaba, dos veces por semana, de forma regular, carroña al polémico comedero.

6.300 aves

Unos 6.300 buitres campeaban en un radio de entre 50 y 70 kilómetros de Karrantza, muchos de ellos procedentes de Burgos, Cantabria, Araba y Durangaldea.

Menos del 40%

A menos del 40% ha descendido el éxito reproductor de los buitres leonados en Bizkaia después de que en la etapa 2004-2006 estuviera fijado en un 57%.

31 de agosto

Antes del 31 de agosto la Diputación hará pública su decisión sobre el futuro del muladar. Para el próximo lunes, día 30, se anuncia algún avance de la posición foral.

Agente contra la brucelosis

Los buitres son un agente contra la brucelosis, una afección que ataca al ganado, una vez que el sistema inmunológico de estas aves necrófagas es capaz de combatir a los elementos infecciosos a pesar de que se alimenta de carroña de animales enfermos. El biólogo Iñigo Zuberogoitia, que recuerda que son venerados en países del mundo como Nepal, afirma que «son grandes vehículos de aniquilación de bacterias y virus», ya que, a pesar de que comen animales muertos y placentas con brucela, su sistema digestivo «brutal» elimina los contaminantes.

Desde hace años, investigadores de la UPNA estudian el sistema inmunológico de los buitres para encontrar posibles aplicaciones antibióticas en medicina humana.

A.G.

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