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Imputan formalmente a Villepin por una supuesta trama contra Sarkozy

El ex primer ministro francés Dominique de Villepin se convirtió en el más alto cargo político imputado oficialmente por la trama «Clearstream» que, supuestamente, buscaba el desprestigio de Nicolas Sarkozy e impedir su acceso al Elíseo. Sobre él pesa ya el cargo de «complicidad en denuncia calumniosa», mientras sigue encausado por otros delitos como «receptación de robo y abuso de confianza».

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Los jueces imputaron ayer al ex primer ministro francés Dominique de Villepin los cargos de «complicidad en denuncias calumniosas» por el «caso Clearstream», un supuesto intento de desacreditar a distintas personalidades del país, entre ellas, Nicolas Sarkozy. El que fuera jefe del Ejecutivo desde junio de 2005 a mayo de 2007, no contestó a las preguntas de los magistrados alegando que antes quiere conocer todos los elementos que hay contra él, señaló su abogado Oliver D´Antin.

Esta segunda comparecencia judicial se debe a la aparición de nuevos elementos que apuntan a su supuesta participación en la trama activada en 2004 para truncar las aspiraciones presidencialistas de Sarkozy. El nombre del actual presidente francés apareció en unos listados de cuentas bancarias de la sociedad luxemburguesa Clearstream como beneficiario de fondos millonarios en el extranjero, en los que también figuraban otros políticos e industriales.

Posteriormente, se demostró que estos datos habían sido falsificados presuntamente por un informático allegado al ex vicepresidente de EADS Jean-Lois Gergorin. La pasada semana declaró ante los jueces que fue Villepin quien le empujó a entregar esos documentos a un juez que investigaba las comisiones pagadas en la venta de seis fragatas galas a Taiwán en 1991.

Las notas del general Rondot

Las notas del general Philippe Rondot también son una pieza clave en este caso. A principios de 2004, Villepin encargó a este ex espía una investigación confidencial sobre estas listas. Según las anotaciones del militar, el entonces primer ministro le dijo que la orden venía del presidente Jacques Chirac. El nombre del ex presidente francés ha aparecido reiteradamente en el curso de la investigación.

Aunque Gergorin y Rondot citaron a Villepin en sus declaraciones, ambos mantuvieron que el ex primer ministro creyó en la veracidad de las listas.

Además de esta imputación ya formal, está encausado por «receptación de robo y abuso de confianza» y «complicidad de uso de falsificación de documentos». Con la imputación formal de ayer, se convierte en el más alto cargo político encausado en esta trama para cerrar a Sarkozy el paso al Elíseo.

«Lucharé por la verdad»

Bronceado tras haber pasado sus vacaciones en Tahití, Villepin llegó pasadas las 9.30 a la sección financiera del Tribunal de París, donde le aguardaban los magistrados Henri Pons y Jean-Marie d´Huy.

En una breve declaración ante los medios que esperaban su salida del tribunal, Villepin rechazó las acusaciones y dijo que espera que «aflore la verdad». «En ningún momento pedí investigar a personalidades políticas ni participé en ninguna maniobra política», subrayó ante decenas de periodistas. «Actué para hacer frente a amenazas internacionales y contra los intereses del país», manifestó.

Para finalizar su breve declaración, dijo que estas acusaciones son «dolorosas para mí y mi familia. Pero, lucharé para que durante la instrucción la verdad aparezca y, naturalmente, responderé al conjunto de cuestiones que me sean planteadas». Una vez dicho esto, se subió en una limusina negra en compañía de sus abogados.

Los magistrados le prohíben reunirse con Chirac

Además de imputarle formalmente, los dos jueces que están al cargo del «caso Clearstream» adoptaron las primeras medidas judiciales contra Dominique de Villepin. De este modo, le prohibieron que se encuentre con el ex presidente francés Jacques Chirac y con los otros protagonistas de esta supuesta trama.

En el control judicial que le han impuesto -y que el ex primer ministro ya ha recurrido-, figura una fianza de 200.000 euros pero no incluye medidas coercitivas en cuanto a sus movimientos por lo que podrá viajar sin cortapisas y regresar a sus vacaciones que las suspendió para acudir al tribunal. En la comparecencia de ayer, Villepin apenas pasó cincuenta minutos en el despacho de los jueces, una duración muy lejana a las diecisiete horas que duró la primera en diciembre de 2006.

La diferencia estriba en que entonces compareció como simple testigo y respondió a todas las preguntas, mientras que en ésta fue como «testigo asistido» y en compañía de dos abogados. Villepin pidió a los magistrados un aplazamiento para estudiar el voluminoso sumario que ha acumulado veintiséis tomos en sus tres años de existencia. GARA

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