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La ciudad fantasma de Famagusta sigue dividida 33 años después de la invasión

La ciudad de Famagusta sigue dividida 33 años después de que el Ejército turco invadiera la parte norte de Chipre y aislara con una alambrada de espinos uno de sus barrios turísticos más atractivos, con playa incluida, para convertirlo en un distrito fantasma.

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Ramón SANTAULARIA

Se trata de Varosha, una zona que constituye el 17 % de la superficie total de esta ciudad portuaria, de cerca de 45.000 habitantes, cuyos edificios, todavía hoy, muestran la destrucción que causaron los bombardeos de las fuerzas aéreas turcas en el verano de 1974.

Una foto de un camarero del Hotel Salaminia Tower, en la que aparece muerto y colgado de un balcón del mismo establecimiento, dio ese año la vuelta al mundo como una muestra mortífera de la acción militar turca, que se empleó a fondo en esta zona residencial de la playa con múltiples ataques aéreos.

En uno de estos hoteles situados en la primera línea del mar es donde ahora los militares turcos y sus familias viven y disfrutan de esta atractiva playa de varios kilómetros. Estos son de los únicos edificios que no han sido abandonados y que actualmente se utilizan en este barrio fantasmal.

Entre las acciones populares para corregir esta triste situación destaca la llamada «Campaña global para la devolución de Varosha a sus legítimos habitantes», apoyada por unas 30.000 firmas de refugiados chipriotas, tanto en la isla como en el extranjero.

Su objetivo es permitir regresar a sus domicilios a los ciudadanos que los ocupaban antes de 1974, una meta que en la situación actual de bloqueo de las negociaciones políticas entre ambas partes de la divida isla se antoja, si no utópica, cuanto menos muy poco optimista a corto y medio plazo, según diplomáticos europeos y políticos locales consultados.

Responsabilidad de la UE

Para devolver la normalidad al distrito, la resolución número 550 de las Naciones Unidas considera que «son inadmisibles los intentos de que fijen su residencia en cualquier parte de Varosha otras personas que sus habitantes», tal y como insiste el alcalde de Famagusta, Alexis Galanos.

El primer edil de la localidad manifiesta que también es responsabilidad de la Unión Europea (UE) hacerse cargo de esta cuestión y anuncia que en setiembre viajará a EEUU para hablar con los miembros del Congreso y tratar de concienciarles sobre la situación que vive Famagusta.

Además, ha pedido al Parlamento Europeo y a la UE que muestren más sensibilidad hacia el bloqueo de Varosha, por donde ya sólo se ven circular de día vehículos militares turcos y de las patrullas de las Naciones Unidas.

Situación paradójica

En algunos de los puntos de control que se realizan a la entrada de la ciudad, los jóvenes reclutas que hacen guardia en la verja permiten pasar a los corresponsales extranjeros, pero no a sus acompañantes chipriotas, una paradójica situación recurrente en la castigada historia de esta isla.

Los que también circulan por esta zona, son los autobuses de los turistas que pasan sus vacaciones en la muy desarrollada zona greco chipriota, y que se apiñan actualmente en torno a las murallas venecianas de Famagusta, todavía bien conservadas pese a los numerosos avatares de esta histórica ciudad.

Edificios saqueados

Con la división de Famagusta, la economía chipriota perdió, hace más de tres décadas, el 83% de la capacidad de transporte marítimos de mercancías, según datos de la parte grecochipriota.

También fue destruida buena parte de su patrimonio cultural, sobre todo iglesias ortodoxas, convertidas hoy en mezquitas o saqueadas y abandonadas a su suerte, y sin protección oficial de la llamada República Turca de Chipre del Norte, sólo reconocida por Ankara.

Desde los años ochenta, el territorio ocupado del norte de Chipre ha sido poblado por unos 130.000 colonos de Turquía, en su mayoría de Anatolia, una medida que, según afirma el Gobierno grecochipriota, está destinada a corregir el desfase demográfico favorable al sur de la isla, con 800.000 habitantes.

Sin estadísticas fiables sobre la población en el norte, se calcula que en esta parte viven más de 250.000 personas, incluidos 40.000 soldados turcos.

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