Iñaki Lekuona Periodista
A levantarse se ha dicho
Debo de estar aquejado de amapolitis política, porque por más que leo y releo la información publicada ayer por el grupo Noticias, sigo sin entender por qué los interlocutores del PSOE se levantaron de la mesa durante las tan sobadas reuniones de Loiola. No encuentro las amenazas que según Josu Jon había puesto la delegación de Batasuna sobre la cabeza de los socialistas.
Lo único que se dice en esas líneas es que los emisarios de Zapatero dejaron de dialogar al ver que la izquierda abertzale planteaba aspiraciones sobre Navarra que «rebasaban todos los límites asumibles por el resto de interlocutores», como un único estatuto para las cuatro provincias de Hegoalde, la ausencia de veto de Madrid al acuerdo final de las mesas de partidos, y que la última palabra sobre el futuro de este país sea la voluntad popular. Prosigue la información periodística afirmando que «para el PSE-EE semejante órdago resultaba inasumible», una reacción que se produjo por empatía o contagio en el PNV que «no podían aceptar esa repentina subida de listón ni como demócratas ni como abertzales».
Me levanto yo también, tan o más indignado, me sirvo un café y enciendo un cigarrillo y vuelvo, amapola política que soy, a sentarme para releer todas las frases. Y por más que regurgito y rumio la información, sigo sin encontrar razones de peso para que un partido decida levantarse de una mesa de discusión política de ese nivel. Máxime cuando lo que está en juego es la resolución de un conflicto que nos pesa mucho a todos.
Como confesaba Arnaldo Otegi en esas mismas páginas el pasado domingo, seguramente la izquierda abertzale, que desgraciadamente no disfruta de la infalibilidad del Papa, haya hecho algunas cosas mal. Posiblemente todos tuvimos prisa, pero levantarse de una mesa de discusión demuestra el grado de voluntad de una fuerza política por llegar a una solución dialogada de un conflicto como el nuestro. Lo que más asombra es que argumenten un portazo con pretextos tan pobres. No lo entiendo. O lo entiendo demasiado. Tendríamos que levantarnos todos para obligarles a que se sienten de nuevo.