Belén Martínez Analista Social
La vida sigue igual
Esto no es una exaltación de la libertad de prensa, aunque lo parezca. Nos cuentan que el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ordenó el secuestro del número 1.573 de la revista satírica «El Jueves» y la incautación del molde del dibujo de la portada.
En la viñeta se hace referencia a la prestación de 2.500 euros por nacimiento o adopción, y aparecen caricaturizados el príncipe y la princesa de Asturias, desnudos y practicando sexo, mientras Felipe le dice a Letizia: «¿Te das cuenta? Si te quedas preñada... Esto va a ser lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida».
Según el auto judicial, la portada podría ser constitutiva de un delito de injurias a la Corona, debido a que las caricaturas muestran una actitud «claramente denigrante y objetivamente infamante».
Así las cosas, Guillermo, el dibujante, y Manel Font de Vila, el guionista del dibujo, están imputados por un delito de injurias contra la Corona (tipificado en los artículos 490.3 Y 491 del Código Penal, que prevén penas máximas de 2 años de prisión por calumnias injurias contra el rey o sus descendientes).
La verdad es que no sé por qué se ha armado tanto revuelo. Los humoristas no han hecho otra cosa que ponerle una pizca de gracia -con más o menos gusto- a la declaración de intenciones -y principios- de Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, realizada en noviembre de 2003, cuando hacía oficial su noviazgo con la periodista Letizia Ortiz.
Durante la ceremonia de «pedida de mano», Felipe de Borbón se refería a su prole-descendencia: «Quizá por encima de dos y por debajo de cinco». Letizia, alucinada, con cara de no dar crédito a lo que acababa de oír, apostillaba a su prometido con un «¡Anda!».
El descendiente del rey nos lo dejaba bastante claro. Y fue bastante más explícito que las caricaturas. Ya nos lo advertía: «[ese matrimonio] significa sobre todo la continuidad, permite dar la posibilidad de tener un eslabón más en la cadena de la dinastía (...) nos engarza con la Historia». Y añadía: «Aparte, me permite incorporar un valor, un activo a mi trabajo y a la función representativa y, bueno, para el trabajo por el bien de los intereses generales de los españoles».
El auto de Del Olmo ha constituido la mejor operación de marketing para «El Jueves», que se ha «beneficiado» de una publicidad totalmente gratuita (ya se sabe: todo va bien cuando la publicidad fluye). Esto no significa que las consecuencias justifiquen los medios.
El día de la «pedida de mano», Letizia le regaló a su príncipe una cuidada edición de «El doncel de don Enrique el doliente», de Mariano José de Larra.
Llegada a este punto, no me queda otra cosa que quejarme con amargura, como lo hace Luis Cernuda en un sentido homenaje a Larra (¡paradojas de la vida!).
En «A Larra, con unas violetas», Cernuda se lamenta: «Escribir en España no es llorar, es morir, porque muere la inspiración envuelta en humo, cuando no va su llama libre en pos del aire». Escribir y dibujar.