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Txaro Markinez LAB-Osasungintza

Calidad y profesionalidad muy buenas, pero gestión nefasta en Osakidetza

En estos momentos, debido a la mala coordinación y mala gestión, se duplican pruebas complementarias, no se potencia la prescripción de genéricos, llevando a un innecesario retraso en los diagnósticos y tratamientos

Que la sanidad publica vasca no pasa por buenos momentos no es ninguna novedad, pero parece que los gestores de Osakidetza han optado por no tomar medidas correctoras.

1. Nos están vendiendo las grandes inversiones que han hecho y las que tienen previstas. Pero no nos dicen las necesidades que existen, y los servicios que llevan más de 20 años sin reformar, a pesar del importante número de pacientes a los que se atiende a lo largo del año (por ej. radiología del ambulatorio Olaguibel de Gasteiz, que atiende a más de 60.000 pacientes al año).

Las cantidades económicas que han gastado en concertar con la privada son muy importantes. ¿Por qué ese dinero no se utiliza para dar ese servicio en la pública? En 2005 Osakidetza gastó 47.963.871 euros en conciertos con la privada, y 51.962.326 euros en 2006. Esto demuestra que la privatización de servicios no supone un abaratamiento, sino el desvío de presupuestos.

Hay grandes intereses empresariales en la sanidad privada, y algunas jefaturas actúan como verdaderos poderes fácticos de la sanidad pública. Esto lleva a que determinadas medidas, como los conciertos con la privada, estén totalmente dirigidas.

No hay más que ver la gran campaña de grupos mediáticos, empeñados en desprestigiar la sanidad pública, creando un clima social dirigido a potenciar la sanidad y los seguros privados.

2. En lo que respecta a los usuarios, a pesar de que el Sr. Inclan nos recuerda en sus declaraciones en prensa las mejoras de las prestaciones en Osakidetza, esto no es real. El Departamento de Sanidad no apuesta por potenciar la atención primaria. Si la atención primaria se dotara de recursos humanos y materiales, en función de las necesidades actuales, si existiera una buena coordinación con la atención especializada, todo mejoraría. Pero debido a la mala coordinación y gestión, se duplican pruebas complementarias, no se potencia la prescripción de genéricos (queda patente el poder de las multinacionales farmacéuticas) llevando a un retraso innecesario en los diagnósticos y tratamientos. No se potencia una política de prevención gestionada desde la atención primaria.

En Hospitalaria, la situación no es mejor. La política neoliberal de este Gobierno está teniendo resultados, por supuesto nada buenos. Osakidetza no ha dotado a los hospitales de los recursos humanos necesarios para hacer frente a las nuevas tecnologías. Ha dotado mejoras técnicas, en función del momento, no con criterios objetivos. Potencia las cortas estancias y olvida las necesidades de media y larga estancia, siendo el patito feo de la sanidad, desviando el problema a las familias y servicios privados.

La falta de facultativos especialistas es una realidad, pero nada sorprendente, ya que en otros países de Europa hace años que se produce; pero no han hecho absolutamente nada solucionar este problema a tiempo. El Gobierno Vasco, a pesar de estar representado en Madrid, no ha incidido en la necesidad de au- mentar las plazas de MIR. Tampoco inciden en que se reduzca la media que se exige en la universidad para acceder a la carrera de medicina. Es decir, no favorecen ni ponen medidas para que este tema pueda tener solución. Los próximos profesionales que van a escasear son los de enfermería, pero tampoco toman medidas preventivas para solucionarlo. Eso sí, el Sr. Inclan en campaña electoral dijo que si había que crear un MIR vasco lo crearía, pero se quedo en eso, propaganda.

En lo que respecta a la atención en euskera, el plande Osakidetza, está lejos de conseguirlo.

3. Tampoco la situación de los trabajadores y trabajadoras de Osakidetza es mejor. Seguimos sin negociar las condiciones laborales del 2006. Osakidetza, en vez de dotar a la negociación colectiva de contenidos, está parcheando en función de donde le creen problemas.

El conflicto con el colectivo MIR lo solucionó pagando más, en vez de reorganizar la situación laboral de este colectivo. La credibilidad del acuerdo conseguido con Osakidetza queda por los suelos cuando sus demandas, como el no estar 32 horas seguidas en el Hospital, se solucionó con más dinero. Este colectivo en formación, que hace labor asistencial, está explotado, pero lo estaba antes y ahora. La formación, que debería ser el primer objetivo, no lo está siendo, pero no importa mientras no creen problemas que afecten a adjuntos y jefes de servicio.

Osakidetza ha obviado la representación sindical, negociando fuera de la mesa sectorial un preacuerdo con el SME, que no recoge las reivindicaciones más importantes en este momento. Este sindicato no representa a todos los facultativos de Osakidetza, sólo a algunos. Todo lo que han preacordado han sido declaraciones de buenas intenciones y subida salarial. En este preacuerdo se ve el poder de algunos médicos a los que representa el SME. Por otro lado, una parte del colectivo de facultativos, como medida de presión, decidió optimizar recursos. Esto es, trabajar como deben. Atender al paciente el tiempo realmente necesario, dar altas cuando el paciente está en situación de ir a su casa... ¿Dónde esta la ética de estos profesionales? ¿Por qué sólo actúan sin acatar presiones de las gerencias en función de sus intereses?

Por ningún lado se recoge en el preacuerdo no a la privatización, eliminar los conciertos, políticas reales de formación, una carrera profesional que no sea una subida salarial encubierta. No interesa, porque ¿quiénes están detrás de las empresas privadas que prestan servicios a Osakidetza? De nuevo más dinero mal invertido, en vez de hacer un estudio del actual sistema de guardias, que está más que demostrado que no sirve, mayor utilización de los quirófanos, de las necesidades existentes, etc...

En Osakidetza, además de personal facultativo existen muchas otras categorías, todas muy necesarias. Unas sin las otras no pueden trabajar. Las cargas y ritmos de trabajo con los que se está trabajando son inasumibles, poniendo en riesgo la calidad del servicio y la salud del personal. Osakidetza no tiene previsión anual de las necesidades de contratación, dando esto lugar a la realización de contratos precarios. Las nuevas técnicas hacen necesaria una reorganización y una inversión en recursos humanos, pero la política de Osakidetza es la del parcheo. La necesidad de rejuvenecer la plantilla es urgente: la media de edad está en 45 años, subiendo hasta 50 años en centros como Cruces.

No nos dejemos engañar por quienes quieren hacernos creer que en Osakidetza se da una mala calidad. Su única intención es desviar la sanidad pública a servicios privados. Los medios técnicos y la profesionalidad de los trabajadores y trabajadoras está más que demostrada. La gestión de la sanidad pública no puede ser peor. Entre todos y todas debemos exigir al Gobierno, al Departamento de Sanidad, y al Sr. Inclán, una buena gestión, y así nos demostrará que apuesta por potenciar la sanidad pública.

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