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Aniversario de raúl castro al frente de la isla

A un año de la «Proclama» de Fidel Castro, Cuba sigue caminando

Hoy se cumplen doce meses desde que Fidel Castro anunciara la delegación de sus cargos políticos en su hermano Raúl. En el mensaje difundido por «Juventud Rebelde» el día de su cumpleaños, el 13 de agosto, el comandante animaba a «ser optimistas y a la vez estar siempre listos para enfrentar cualquier noticia adversa». El viernes, Raúl subrayó que «ya despliega una actividad cada vez más intensa y sumamente valiosa». Y, mientras, Cuba sigue caminando.

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Ainara LERTXUNDI | DONOSTIA

Hace un año, Cuba y en especial la salud de Fidel Castro, acapararon la atención mundial. Los informativos abrían con la «Proclama al pueblo» del comandante, los periódicos dedicaban páginas y páginas a la situación cubana y los analistas hacían cábalas sobre lo que iba a suceder en la isla sin Fidel, cuyo estado de salud fue declarado «secreto de Estado». Un año después, Cuba sigue caminando con Raúl Castro a la cabeza, pero la sombra de su hermano nunca ha dejado de estar presente. Sus «reflexiones» son siempre motivo de noticia y debate en la «Mesa Redonda» de Cubavision.

«Cuando supimos de la enfermedad del comandante y su Proclama, todo el mundo se metió en casa a la espera. Al día siguiente, todo volvió a la normalidad y cada uno fue a hacer lo suyo», recuerda una médico cubana. En efecto, el ambiente de tranquilidad que se respiraba en la isla aquellos primeros días de agosto contrastaba con las noticias que se recibían desde el exterior. La Habana estaba en calma, más de lo habitual quizás. La vida seguía igual que antes del 31 de julio. Aunque en las conversaciones cotidianas, el estado de Fidel era algo inevitable, el mayor interés de los cubanos era saber cómo se había vivido la noticia en el extranjero, qué se decía más allá de las fronteras cubanas. Las visiones catastróficas y apocalípticas, desde luego, no se correspondían con la habitual calma y tranquilidad cubana.

Para el cumpleaños del comandante, el 13 de agosto, se organizó un gran festiva en la Tribunal Antiimperialista del Malecón, frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos. Las habituales banderas negras que representan a las víctimas de los múltiples atentados y sabotajes que ha sufrido la isla en estas últimas décadas fueron sustituidas por banderas cubanas. En las calles, un sin fin de carteles pedían «otros 80 años más». El comentario general de la gente era la visita del presidente venezolano Hugo Chávez. En la televisión cubana, mientras, reproducieron «los mejores discursos» de Fidel Castro.

El 13 de agosto, día del 80 cumpleaños, el periódico «Juventud Rebelde» publicó un mensaje del líder la revolución junto a las primeras imágenes tomadas durante su encuentro privado con Chávez. «Me siento muy feliz», se titulaba.

«Ya hoy día 13 he arribado a los 80 años de edad. Decir que la estabilidad objetiva ha mejorado considerablemente no es inventar una mentira. Afirmar que el período de recuperación durará poco y que no existe ya riesgo alguno, sería absolutamente incorrecto. Les sugiero a todos ser optimistas y, a la vez, estar siempre listos para enfrentar cualquier noticia adversa. Al pueblo de Cuba, infinita gratitud por su cariñoso apoyo. El país marcha y seguirá marchando perfectamente bien. A mis compañeros de lucha, eterna gloria por resistir y vencer al imperio, demostrando que un mundo mejor es posible. Hoy, 13 de agosto me siento muy feliz. A todos los que desearon mi salud, les prometo que lucharé por ella», subrayaba la carta del comandante. En el interior, el diario dedicaba un suplemento especial a la figura de Castro y recogía el relató hecho por Gabriel García Márquez hace 20 años bajo el título de «El oficio de la palabra hablada».

«Refiriéndose a un visitante extranjero al que había acompañado durante una semana en una gira por el interior de Cuba, Fidel Castro dijo: `Cómo hablará ese hombre que habla más que yo'. Basta conocerle un poco para saber que era una exageración suya y de las más grandes, pues no es posible concebir a alguien más adicto que él al hábito de la conversación. Su devoción por la palabra es casi mágica», resaltaba el escritor colombiano.

Una semana después, el 20 de agosto, la edición internacional del «Granma» hizo públicas las fotos de Castro, en cama, al lado de Hugo Chávez y su hermano Raúl. El regalo del mandatario venezolano consistió en una daga de Simón Bolívar, la taza de la vajilla de Napoleón que él guardaba y en un cuadro de un pintor venezolano. Los hermanos castro, por su parte, le obsequiaron con un cuadro del líder revolucionario pintado en 1959. Ambos líderes aparecían sonriendo, abrazado e, incluso, tomando la merienda. Pero, al margen de estas instantáneas, el rotativo recogía las primeras declaraciones de Raúl Castro en forma de entrevista. Desde que asumiera el poder, nadie le había oído hablar en público hasta al entonces ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Al principio de la entrevista, el periodista se interesa por este segundo plano.

«Si te refieres a los que en otros países se entretienen en especular sobre si aparezco o no en la televisión o en los periódicos, bueno, ya salí el domingo con Fidel y en el recibimiento al presidente Chávez, aunque realmente esos comentarios me tienen sin cuidado. Si me interesa mucho lo que piensa nuestro pueblo, aunque afortunadamente vivimos en esta isla geográficamente pequeña, donde se sabe qué hacemos todos. Lo compruebo cuando converso con la población y otros compañeros dirigentes locales en mis recorridos por el país», manifestó en su primera entrevista.

Sobre la situación interna, se congratulaba de la «absoluta tranquilidad» reinante en el país. «Y algo aún más importante, la actitud serena, disciplinada y decidida que se respira en cada centro de trabajo, en cada ciudad, en cada barrio. La misma que asume nuestro pueblo en momentos difíciles. Pero nunca hemos echado en saco roto una amenaza del enemigo. Sería irresponsable hacerlo frente a un gobierno como el de los Estados Unidos. Desde allá, como si fueran los dueños del planeta, dicen que aquí tiene que haber transición a un régimen social que sea de su agrado y que `tomarán nota de cuantos se opongan a ello'», manifestó.

Unido a ello, reconoció que a las tres de la madrugada del 1 de agosto, decidió elevar «de manera sustancial nuestra capacidad y disposición combativas», traducidas en la movilización de «varias decenas de miles de reservistas y milicianos y el planteamiento a nuestras principales unidades de las tropas regulares, incluidas, la Tropas Especiales, de las misiones que exigía la situación político-miliar creada». Ello se tradujo en una mayor presencia de uniformados y controles en la carretera, apreciables en la vía de unión entre el aeropuerto habanero José Martí y el centro de la ciudad.

Para terminar, Raúl Castro volvía a destacar «en mayúsculas, la demostración de firmeza, madurez, unidad política, serenidad, disciplina y confianza en sí mismo del pueblo, que me recordaron el comportamiento de los cubanos durante los días heroicos de la llamada Crisis de los Cohetes, en octubre de 1962».

26 de Julio

Casi doce meses después, el viernes, Raúl Castro y Cuba volvieron a estar en el centro de la mirada internacional con motivo de la celebración del 26 de Julio. Precisamente, la última vez que Fidel Castro pronunció uno de sus tan famosos discursos fue el 26 de Julio de 2006, en Bayamo y Holguín. Este año, esa tarea ha recaído en su hermano que, al inicio de su intervención en Camagüey, incidió en los retos que afronta la isla, entre ellos, la mejora de los salarios, uno de los problemas más graves y sangrantes. «Somos conscientes de que en medio de las extremas dificultades objetivas que afrontamos, el salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas las necesidades, por lo que prácticamente dejó de cumplir su papel de asegurar el principio socialista de que cada cual aporte según su capacidad y reciba según su trabajo. Todos, desde el dirigente hasta el trabajador de fila, estamos en el deber de identificar con precisión y valorar con profundidad cada problema en el radio en que actuamos, para enfrentarlo con los métodos más convenientes»,destacó.

En la agenda, cuestiones clave como lograr «una mayor y mejor» producción, y advirtió de que «no habrá soluciones espectaculares». Pero, en el ambiente ya se dejan ver ciertas mejoras, como en el sector del transporte, gracias en gran medida a la ayuda del Gobierno de Chávez, quien se ha convertido en el gran aliado y amigo de Fidel.

«ES UN CAGUAIRÁN»

El Caguairán es un árbol de madera dura y resistente, característico del extremo oriental del país. Por esa «dureza extraordinaria», muchos dijeron de Fidel que es «tan resistente como el Caguairán». Ese fue el titular del «Granma» el 13 de agosto.

REFLEXIONES

Alejado de la vida pública pero presente en ella. En estos doce meses, el comandante de la revolución cubana siempre ha tenido una destacada presencia mediática a través de sus «reflexiones», en las que analiza la situación internacional.

PRIMERA ENTREVISTA

El pasado 5 junio, la televisión cubana transmitió la primera entrevista concedida por Fidel Castro en sus diez meses de convalecencia. En ella, vestido con su inconfundible chándal, conversó con el conductor de la Mesa Redonda durante 50 minutos sobre diversos temas.

MÚLTIPLES VISITAS

En este año, han sido muchas las visitas que ha recibido. Una de las primeras fue la de su amigo Hugo Chávez el día de su 80 cumpleaños. Y una de las últimas, la de Evo Morales, con quien se entrevistó durante seis horas el 12 de junio.

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