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Sanz añade presión a la olla de un PSN que debe decidir

El Gobierno en funciones de Nafarroa, a través de su presidente, Miguel Sanz, salió ayer a la palestra en un intento bastante ruidoso de retomar la iniciativa con vistas a agilizar de una vez por todas las negociaciones con el PSN para sellar un acuerdo que permita a la derecha seguir gobernando el herrialde. Si la semana pasada, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, trataba de poner en valor la actitud mantenida por el PSN en este caótico periodo post electoral, ahora es UPN-CDN quien pone su respuesta sobre la mesa. Habló Zapatero de que el PSN se basaría en los compromisos para hacer posible, como es su deseo, la gobernabilidad en Nafarroa. El líder de UPN especificó ayer cuáles son sus compromiso, por si había alguna duda.

Con su escenificación, Sanz lanzó el mensaje de que, por si había también dudas, es UPN la que, en tanto que formación política más votada, define los «compromisos». Pudo hacerlo con gran dosis de arrogancia, pero sin duda lo hizo sobre una base real: la repetida actitud de Zapatero de ceder ante la embestida del PP lleva a persistir en esa fórmula de éxito a la derecha navarra. De ahí que la respuesta de Carlos Chivite, entendible desde el malestar creado por Sanz en un PSN atravesado por las disensiones, no sirva gran cosa en tanto que contrapeso político si no se acompaña de una decisión en firme de cerrar página.

Tras el 27-M -marcado por la ilegalización de listas- y sin mayoría absoluta, UPN teme por el futuro, es evidente, y busca a toda costa seguir en el poder. Sin embargo, lo que debería leer entre líneas el PSN es algo más grave. Sanz con su propuesta persigue apuntalar el statu quo. Por eso exige al PSN que firme la renuncia definitiva a emprender una política que vaya en una dirección diferente a la mantenida hasta hoy. La propuesta es poner por escrito ese pacto de exclusión que ha regido la vida política bajo el Amejoramiento y que consiste en impedir a la ciudadanía navarra elegir libremente su futuro. La propuesta de Sanz es: UPN-PSN firman que nada cambie. Al menos para bien, habrá que convenir, dados los resultados de esa fórmula de veto. Si no quiere seguir en ese pobre papel, al PSOE le queda uno, a la larga, más rentable: trabajar por un escenario democrático en Nafarroa. Eso implica dejar atrás la Ley de Partidos y las ilegalizaciones.

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