Mientras que los miembros del PSN proclives a un acuerdo de gobernabilidad con Nafarroa Bai e IUN presentaban ayer las firmas de más de un 20% de los integrantes del Comité Regional con objeto de convocar una reunión extraordinaria de ese órgano, el líder de UPN, Miguel Sanz, pretendía sacar aún más provecho de la confusa situación que vive el PSN. Ayer puso encima de la mesa un decálogo en el que pretende sustentar el acuerdo con el partido del «candidato» Fernando Puras.

En una comparecencia ante la prensa, en Iruñea, Sanz, que ha cumplido ya dos meses como presidente en funciones del Ejecutivo navarro, reiteró que mantiene «los brazos abiertos» para acordar un Gobierno en coalición o uno en minoría, aunque precisó que no lo hará «a cambio de nada». Detalló que el pacto de gobierno tendría que estar basado «en un compromiso sobre acuerdos básicos para la estabilidad política, institucional y económica».

Unos compromisos que, horas antes de esa rueda de prensa, fueron refrendados por el Ejecutivo de UPN-CDN en funciones y en el que se recogen las que se podrían denominar como «líneas rojas» de la derecha navarra.

El escrito incluye la renuncia a la creación de órganos permanentes entre Nafarroa y la Comunidad Autónoma Vasca o de cualquier ente similar con competencias ejecutivas, así como el rechazo a cualquier reforma del Amejoramiento que no cuente con el apoyo de los firmantes, además de exigir que, llegado el caso, se vote en contra de la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución española, la cual regula una posible unión de Nafarroa Garaia con Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Asimismo, se reclama la renuncia a presentar a lo largo de la legislatura una moción de censura.

En torno al euskara, el documento también impone no modificar la Ley del Vascuence en su actual zonificación.

Aunque intentó mostrarse comprensivo e indicó que su partido «será respetuoso» con el proceso de concienciación interna iniciado en el PSN tras la ruptura de negociaciones con NaBai e IUN, el líder de UPN no perdió la oportunidad de meter prisa al partido dirigido por Carlos Chivite. Apuntó que «no se puede estar permanentemente mareando la perdiz» y le invitó a optar «ya» por «un gobierno constitucionalista o uno nacionalista».

Repetición de elecciones

El PSN, a través de un comunicado de su secretario general, respondió pocas horas después al emplazamiento de Miguel Sanz, proponiendo, a su vez, una serie de condiciones para que se pueda dar una colaboración de ese tipo con UPN.

Carlos Chivite se mostró convencido de que «lejos de estar orientado a la configuración de un gobierno estable», el decálogo de UPN-CDN «está dirigido a forzar la repetición de las elecciones» y se trata de una propuesta de «blindaje político y personal» ideada por Sanz.

En cuando a las exigencias que plantea ahora el líder del PSN, la primera es que Sanz «pida disculpas públicas a todos los navarros, y en especial a los militantes y votantes socialistas, por su agresiva precampaña y campaña, y retire cuantas mentiras, insultos y descalificaciones se han venido vertiendo, especialmente los proclamados en la manifestación del 17-M».

Reclama también que UPN «se desvincule de la estrategia política y electoral del PP, recuperando sus esencias regionalistas», y que «se comprometa a apoyar con lealtad al Gobierno de España en sus políticas por la paz y contra el terrorismo».

Pese a todo, Chivite no rechazó expresamente ninguna de las condiciones exigidas por Sanz, salvo la de garantizar que no se presentará una moción de censura en toda la legislatura.