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CRíTICA jazz

Una lección magistral a cargo de Pedro Iturralde

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Xabier PORTUGAL

El saxofonista navarro nos ofreció el pasado domingo una antológica actuación, en la que dejó bien clara su maestría como instrumentista, compositor y arreglista, además de descubrirnos su faceta de excelente comunicador.

El concierto constituyó una brillante muestra de las citadas facetas. Su interpretación de temas clásicos del jazz -Gershwin, Ellington, etcétera-, se vio entremezclada con un lírico tributo a John Coltrane y un experimental recuerdo a T. Monk. A continuación pudimos conocer su bellísima «Suite Helénica» y la versión que dedicó al recuerdo de Edith Piaf: «L´hymne de l´amour».

Allá por el año 1967 Pedro Iturralde comenzó a fusionar el flamenco y el jazz. Cuarenta años después nos ofreció, sentado al piano, la posibilidad de recordar el arreglo que hizo de «Zorongo gitano», una de las canciones que García Lorca recogió del folklore andaluz, para, de nuevo con su grupo -en el que brillaron tanto el pianista Iñaki Savador como Chastang y Carli-, interpretar «Nana» y «Canción del fuego fatuo» de Falla, y terminar con una interesante versión de «Hiru Damatxo», aportando en todas sus interpretaciones una indiscutible definición de lo que es el jazz.

A sus 68 años, Pedro Iturralde mantiene un vigor envidiable que se deja sentir en sus interpretaciones. Al igual que sucediera anteriormente con Tete Montoliú, hemos tardado en reconocer sus méritos -la anterior actuación de Iturralde en el Jazzaldia donostiarra se remonta a 1974-, por mucho que recientemente haya recibido el Premio Príncipe de Viana y el Premio a toda una vida, este último por parte de la Academia de la Música.

Confiemos que ese reconocimiento pase también por el conocimiento de su trabajo, de modo que su obra no sea una «hoja muerta» más que se lleva el viento.

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