Gordon Brown no cambiará ni una coma de la política de Blair en Irak
George Bush recibió al nuevo primer ministro británico, Gordon Brown, en su residencia oficial de Camp David. Brown demostró que continuará al pie de la letra la política exterior de su antecesor, Tony Blair, incluso en lo que se refiere a Irak, uno de los puntos que más críticas provocó en Gran Bretaña. Junto a ello, Brown se mantendrá fiel a la alianza con Washington, que calificó como «la relación bilateral más importante» de los británicos.
GARA |
La política internacional, especialmente la situación que se vive en Irak, ha sido el tema central del primer encuentro que han mantenido el presidente de EEUU, George Bush, y el primer ministro británico, Gordon Brown, desde la designación de este último al frente del Ejecutivo de Londres.
Aunque Irak era el punto central de la agenda del encuentro, Brown también planteó cuestiones como Darfur -el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha reclamado que la comunidad internacional debe intervenir en este conflicto, lo que ha sido visto con buenos ojos desde Londres- o las negociaciones sobre la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Los dos dirigentes cenaron el domingo y desayunaron ayer en la residencia presidencial de Camp David, cerca de Washington. En sus contactos, también participaron altos cargos de sus gobiernos, entre ellos, la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice.
La situación en Irak, donde se encuentran desplegados 5.000 soldados británicos, no supuso una traba en las tradicionales buenas relaciones entre Londres y Washington, pese a las informaciones de prensa que el domingo señalaban que Gran Bretaña planeaba retirar sus tropas del país árabe. Estas informaciones fueron inmediatamente desmentidas por Londres.
El nuevo primer ministro, que tomó posesión de su cargo el 27 de junio, rechazó, en declaraciones realizadas recientemente que las tropas británicas vayan a abandonar Irak hasta que las condiciones de seguridad no mejoren sustancialmente.
De este modo, Brown mantiene las tesis de su predecesor, Tony Blair, que han sido duramente criticadas en Gran Bretaña, hasta el punto de que el anterior primer ministro fue calificado por sus detractores como «el caniche de Bush».
Aunque desde distintos sectores se esperaba que el acceso de Brown al número 10 de Downing Street permitiría a la política exterior británica tomar un cambio de rumbo, el propio primer ministro subrayó ayer, en una rueda de prensa, «la importancia y la solidez de la relaciones» entre Gran Bretaña y EEUU.
«Pienso que nuestra asociación atlántica tiene raíces aún más profundas y sólidas que los intereses comunes de los dos países o, incluso, la historia común que compartimos. Está anclada en los ideales compartidos que han unido los destinos de nuestros dos países desde hace dos siglos», escribió Brown en el diario «The Washington Post».
«Esta asociación es hoy, objetivamente, más importante que nunca. Porque si en el pasado siglo combatimos juntos para salvar la idea de la libertad de la amenaza totalitaria, hoy defendemos juntos el ideal de la libertad frente a la amenaza terrorista», añadió.
Antes de incluso de poner el pie en la base naval de Andrews, cerca de Washington, Brown ya había dejado claro a los periodistas que le acompañaban en el vuelo desde Londres que «siempre he sido un atlantista y un gran admirador del espíritu emprendedor americano».
«Es evidente que mantener una relación fuerte con EEUU favorece los intereses nacionales británicos. La relación con EEUU es nuestra relación bilateral más importante», agregó.
Petraeus, tranquilo
En una entrevista que la cadena de televisión estadounidense ABC realizó desde Bagdad al general David Petraeus, comandante de las fuerzas de EEUU en Irak, también desmintió que Gran Bretaña esté planeando una eventual retirada de sus tropas de Irak.
«No pienso que ése sea el plan. Hay un plan que prevé una retirada gradual. De hecho, en los últimos meses los británicos han comenzado a transferir determinadas instalaciones a las fuerzas de seguridad iraquíes en Basora y está previsto que en los próximos meses continúen haciéndolo», explicó el general.
Los soldados estadounidenses, por su parte, permanecerán en Irak al menos hasta el verano de 2009, añadió el general David Petraeus, que no quiso precisar la fecha en la que abandonarán el país árabe los 160.000 soldados a las órdenes de Washington.
Por tanto, la manera en la que se retiren las tropas de Irak será una decisión que tendrá que tomar otro presidente de Estados Unidos, ya que las elecciones se celebrarán en noviembre de 2008 y George W. Bush, que no puede presentarse a la reelección, abandonará su cargo en enero de 2009.
La corrupción, la malversación de fondos y la ineficacia del Gobierno colaboracionista de Irak equivalen a una «segunda insurgencia» que frena la reconstrucción del país, según una auditoría oficial estadounidense.
El informe trimestral presentado al Congreso de EEUU por el inspector general para el Fondo de Alivio y Reconstrucción de Irak, Stuart Bowen, cita las escasas inversiones en infraestructuras por parte de las autoridades iraquíes, la corrupción endémica en la Administración y la ineficacia de algunas de las empresas multinacionales concesionarias, como Bechtel, se encuentran entre las principales causas del estancamiento en la reconstrucción de Irak.
Desde junio de 2006, explicó Bowen, el Gobierno de Nuri al Maliki «no ha aceptado formalmente un solo proyecto» de reconstrución de este fondo establecido por EEUU, que cifró en dos mil, y añadió que Bagdad ha abandonado, incluso, proyectos que en un principio había aceptado.
Bowen revisó la forma en que se han gastado desde 2003 unos 32.000 millones de euros en fondos para la resconstrucción del país ocupado y dijo haber encontrado «motivos de grave preocupación» en el último trimestre acerca del proceso para la transferencia de proyectos a Bagdad.
Pero, según el informe, el problema no es achacable únicamente al Gobierno colaboracionista, y auq una auditoría de un contrato por 1.330 millones de dólares otorgad a Bechtel National Inc. determinó que cerca de la mital de los proyectos en materia de agua potable, servicios sanitarios, energía eléctrica y otros no cumplieron sus metas.
Al menos seis personas murieron y 31 resultaron heridas ayer a raíz de la explosión de un minibús cerca de la plaza al-Tayran, en el centro de Bagdad. El minibús formaba parte de un grupo de vehículos estacionados para recoger a pasajeros.
El Ejército estadounidense anunció ayer haber sufrido tres nuevas bajas en una operación militar en la provincia de Al Anbar, feudo de la insurgencia suní en el oeste de Irak. Con la muerte de estos tres soldados son ya 75 los fallecidos en julio.