Los talibán anunciaron ayer la ejecución de uno de los 22 ciudadanos surcoreanos en su poder, después de que a las 13.30 horas (hora de Euskal Herria) expirase un nuevo plazo dado al Gobierno de Afganistán para que accediese a la excarcelación de un grupo de presos insurgentes a cambio de los rehenes.

El portavoz talibán, Mohammed Yousef Ahmadi, confirmó a Efe que los secuestradores mataron ayer a uno de los rehenes, identificado como Sung Sin, en la que se supone la segunda ejecución de uno de los 23 surcoreanos secuestrados el 19 de julio. El pasado miércoles, los talibán mataron a Bae Hyung-kyu, de 42 años y líder del grupo, integrado por misioneros cristianos que habían viajado como voluntarios a Afganistán.

Según Ahmadi, el motivo de la segunda ejecución fue el «fracaso» de la negociación con el Gobierno de Karzai, al que los secuestradores exigían la liberación de ocho presos insurgentes a cambio de los rehenes surcoreanos.

«No han respondido positivamente a nuestra demanda y nuestras fuerzas, de acuerdo con el plazo establecido, mataron al rehén», dijo Ahmadi, que advirtió de que si el Ejecutivo no accede a excarcelar a los presos insurgentes «la vida de los otros coreanos estará en peligro».

Los talibán habían establecido varios plazos que fueron ampliando sucesivamente para dar tiempo a las negociaciones, lo que había suscitado la esperanza de que volvieran a extender el ultimátum sin matar a ninguno de los rehenes. La última ejecución incrementó ayer el temor por la suerte de los surcoreanos.

Horas entes de conocerse la muerte de Sung Sin, las autoridades afganas insistieron en que no cederán a la exigencia de los talibán de liberar a 23 presos a cambio de los rehenes surcoreanos.