GARA | IRUÑEA

Bernardo Romeo se despidió ayer de Osasuna, una etapa en su trayectoria que le deja un sabor agridulce. En lo deportivo las cosas no le han salido, ni mucho menos, como esperaba cuando llegó procedente del Mallorca hace dos años -la temporada pasada apenas jugó ocho partidos y en dos temporadas ha hecho sólo cuatro goles-, pero en lo personal el argentino vuelve a su casa muy agradecido por el trato de todos los estamentos del club rojillo y la ciudad en la que nació su hija.

Fiel a la profesionalidad de la que ha hecho gala durante su estancia en Iruñea, Bernardo Romeo se ejercitó ayer con sus compañeros en el equipo rojillo, pocas horas antes de viajar a Argentina. El jugador entiende que su época en Europa ha concluido y regresa a San Lorenzo, equipo en el que mejores registros ha conseguido y en el que espera volver a sentirse un futbolista importante. «Quería estar con el grupo. La despedida ha sido dura. Pero ahora vuelvo al club que dejé hace seis años y donde tengo también amigos y está mi familia», declaró.

En su última comparecencia como jugador rojillo, Romeo quiso agradecer el cariño recibido en el club, aún reconociendo que deportivamente no había ofrecido todo lo que esperaba. «Me llevo muy buenos recuerdos y me voy con la cabeza muy alta, porque siempre he intentado darlo todo. Aunque me marcho un poco triste por no llegar a cumplir los objetivos que me marqué en lo profesional. Aun así he disfrutado de los mejores años de Osasuna y por ello me voy agradecido y triste», explicó el delantero.

Romeo reconoció que la falta de oportunidades que ha tenido, especialmente en la última campaña, es la espinita que se lleva clavada. «He pasado dos años muy, muy lindos. Pero en lo deportivo las cosas no iban y tenía que buscar una salida. En algunos momentos sí que me han salido, pero en otros no. Cuco siempre ha ido de frente y pasar otro año como el pasado iba a ser muy duro. Por eso tomé la decisión», afirmó.

Pese a su ostracismo deportivo, Romeo nunca ha tenido ningún reproche, un aspecto por el que ha dejado muy buen recuerdo en Tajonar. «Siempre mantengo una línea de trabajo y los que me conocen lo saben. Tengo una forma de pensar; siempre respeto al técnico y a los objetivos. Por encima de uno siempre está el grupo. Sólo mi señora sabe lo que he pasado; siempre de puertas adentro».

Preguntado por el mejor recuerdo que se lleva de su estancia en el equipo rojillo, el nuevo jugador de San Lorenzo no dudó a la hora destacar la unidad del vestuario. «Un grupo bueno, unido, que suple la técnica con el vestuario, sano, capaz e inteligente. También por lo bien que me ha tratado la gente del club, por la ciudad... A todos les quiero dar las gracias y volveré porque tengo una hija nacida aquí y quiero que conozca su ciudad», afirmó.

A pesar de que profesionalmente su estancia en Iruñea le haya dejado algún poso amargo, Romeo no se arrepiente para nada de haber recalado en el club rojillo. «He dejado muchos amigos, tanto dentro como fuera del fútbol. La vida en Alemania, socialmente hablando, no era fácil. Pero en Pamplona he encontrado una gran familia y todos hemos estado encantados. Por eso nunca me arrepentiré de haber venido», declaró un Romeo que terminó su exposición deseando lo mejor a la afición y al club.