dopaje | Saunier Duval
La EPO podría poner fin a la carrera de Iban Mayo
Su equipo confirmó ayer el positivo en un control durante el Tour y le ha apartado cautelarmente a la espera del contraanálisis. Será despedido si se confirma y se enfrenta a una sanción de dos años
Unai IRARAGORRI | BILBO
«En la tarde de hoy, el equipo Saunier Duval-Prodir ha recibido una notificación de la Unión Ciclista Internacional comunicando el positivo por EPO del corredor Iban Mayo en en el control realizado el pasado 24 de julio, día de descanso del Tour de Francia». Con este escueto comunicado oficial, el Saunier Duval informó del positivo de Mayo y anunciaba su suspensión cautelar.
Cuando parece que no se puede ir a peor, un nuevo golpe sacude al ciclismo. Éste es más cercano y duele más. La carrera de Mayo se podría haber acabado si el contraanálisis confirma el positivo que la UCI comunicó a su equipo. Se trata del segundo positivo en el pelotón vasco tras el de Aketza Peña (Euskaltel-Euskadi) por nandrolona.
El mejor ciclista vasco de los últimos años podría ver truncada su carrera. La nota hecha pública por Saunier Duval hacia las ocho y media de la tarde fue tajante: «En la línea de limpieza y lucha contra el dopaje que abandera el equipo, el corredor queda inmediatamente suspendido de empleo y sueldo a la espera del contraanálisis, tras el que, si se confirma el positivo, se procedería a la rescisión de su contrato».
El de Igorre se enfrenta a una sanción de dos años sin competir y a cuatro sin poder fichar por un equipo UCI Pro Tour. Sería el mismo caso que el de Roberto Heras, que dio positivo con EPO en la Vuelta 2005. Asimismo, debería ceder su sueldo del año a la UCI tras la carta ética firmada antes del comienzo del Tour.
Lo cierto es que Mayo ya había recibido un aviso de la UCI. El pasado 14 de junio la «Gazzeta dello Sport» filtró un no positivo por testosterona en el Giro, donde había ganado una etapa. La UCI lo desmintió al día siguiente. Pero Mayo ya estaba en la diana, también el Saunier Duval pues Piepoli dio elevadas tasas de salbutamol en el Giro. El contraanálisis no pudo determinar si el consumo había sido exógeno o no, pero en cualquier caso, Saunier Duval suspendió cautelarmente al italiano.
A la espera de la muestra B
El equipo aplicó el código ético y lo mismo ha hecho con Mayo. Está apartado cautelarmente, pero, si la muestra B del análisis confirma el positivo con EPO, será expulsado. En ese caso, su carrera podría haber llegado a su fin, cuando el próximo 19 de agosto va a cumplir 30 años.
Mayo llegó ayer al mediodía a Loiu e ignoraba este varapalo que puede suponer el fin de la carrera del vasco que más ha ilusionado a la afición. El vizcaino hacía en Loiu un balance positivo del Tour. Posiblemente, no volverá nunca a la carrera que le llevó a lo más alto cuando en 2003 alzó los brazos en Alpe d´Huez y fue sexto. Después de tres años de fracasos, había recuperado la ilusión tras su segundo puesto en Tignes. El positivo fue el pasado miércoles, en el segundo día de descanso en Pau, un día antes de luchar por la etapa en el Aubisque.
El de Mayo sería el tercer positivo del Tour 2007; Vinokourov dio por homotransfusión y Moreni con testosterona, al margen de la expulsión de Rasmussen.
Los cimientos del ciclismo se vuelven a tambalear por una vieja conocida, la EPO o eritropoyetina recombinante, el fármaco que nutrió al pelotón durante años. Una proteína que aumenta la concentración de glóbulos rojos en la sangre, y que en el deporte se utiliza para aumentar la resistencia al cansancio.
Su aplicación deportiva revolucionó y ensució el ciclismo. La resistencia crecía, según la dosis administrada, y fue bastante conocida en el pelotón de los 90, sobre todo, porque fue indetectable en los controles antidopaje hasta el 2000. Recientemente, Riis y Zabel reconocieron su consumo cuando competían en el Telekom. La verdad es que es una trampa que se ha asociado a otros grandes campeones. Mayo sólo es el último de una larga lista.
Armstrong superó el cáncer y para su recuperación reconoció el consumo de EPO, pero lo negó en la competición. Sin embargo, un control de 2005 de una orina congelada en 1999 detectó restos de EPO. También Pantani; no dio positivo pero fue expulsado de un Giro cuando iba líder por exceso de hematocrito. Y Musseuw. El gran clasicómano se retiró con acusaciones directas de haber echado mano de la eritropoyetina. El último en ser cazado fue Heras, poco después de alzarse con su cuarta Vuelta en 2005. La EPO seguía en el pelotón, y todavía no se ha ido por lo que parece.
U.I.