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No nos engañemos, el trabajo lo debe hacer el Consistorio zarauztarra

Asier AIESTARAN

La de ayer fue una tarde larga y tensa para todas las personas que forman el club de remo de Zarautz. Lo fue, incluso, para los periodistas que acudieron a la cita para interesarse por los problemas del club guipuzcoano y las decisiones que tomarían al respecto. Al final, se confirmaba la medida de excepción que supone no acudir al Campeonato de Euskadi de Traineras de hoy para un equipo que ganó la semana pasada en Donostia el primer Campeonato de Gipuzkoa de su historia.

Largo y tendido podría escribir en esta columna sobre la decisión del Ayuntamiento de Orio de colocar un vallado de cemento frente a la precaria instalación de Zarautz. Podría extenderme sobre la necesidad de hacerlo a finales de julio, en plena temporada de remo. E, incluso, podría extrañarme de que se haga bajo el mandato de un alcalde que rema en Orio y que, por lo tanto, sabe mejor que nadie el enorme sacrificio que supone ser un remero de primer nivel.

Pero de nada sirve echar siempre la culpa al prójimo. No nos engañemos. El que tiene la responsabilidad es el propio Ayuntamiento de Zarautz, que, mientras se jacta año tras año de organizar la segunda bandera más prestigiosa del Cantábrico, no ha sido capaz en veinte años -y a lo mejor me quedo corto- de facilitar unas instalaciones como diós manda para que Zarauzko Arraun Elkartea pueda hacer su trabajo con dignidad.

Resulta que, al final, el extraordinario trabajo de un puñado de remeros y el de algunos dirigentes bastante más eficaces que los del Ayuntamiento, han dejado una vez más en evidencia al Consistorio zarauztarra. Me afirma Antton Illarramendi que, esta vez sí, las palabras del Ayuntamiento no se perderán en el vacío. ¡Ojalá, tenga razón!

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