El obispo de Donostia, Juan María Uriarte, pidió ayer «esperanza» ante «la demora insoportable de una paz que no llega; la pesadilla del terrorismo; la zozobra de los amenazados y el abatimiento de una sociedad desengañada y desesperanzada en su anhelo de paz».

Juan María Uriarte, que presidió la misa mayor en la parroquia de San Sebastián de Soreasu, en Azpeitia, con motivo de la festividad de San Ignacio de Loiola, también pidió esperanza ante «la imagen poco edificante que inducen en el pueblo determinadas estrategias y tácticas de grupos políticos (sin citar cuáles); la falta de escrúpulos ante derechos humanos intangibles y universales; el sufrimiento de muchos presos de toda condición; la despreocupación de una parte notable de la sociedad por todas estas bolsas de sufrimiento, y la parcialidad de quienes son muy sensibles al sufrimiento de los suyos e indiferentes al sufrimiento de los otros».

Sensibilidad

Como solución a estas «múltiples formas de sufrimiento», el obispo de Donostia pidió a los cristianos que, «en esta fase de pesimismo generalizado», aporten «una sensibilidad, diferenciada pero real, hacia todas estas expresiones del sufrimiento humano sin discriminar ninguna».

Además de aludir a la falta de paz en Euskal Herria, durante su homilía, pronunciada en euskara y castellano, el obispo se mostró preocupado por «la situación penosa e injusta de bastantes inmigrantes» o «la angustia de las mujeres maltratadas por los varones».

Uriarte añadió que «no es cristiano caer en la crispación, el abatimiento y la amargura».