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«He pasado de pensar en colgar la bici a correr el Tour»

Rubén Pérez se muestra «orgulloso» de su brillante actuación. «Ya tengo el carnet de ciclista», bromea.

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Unai IRARAGORRI | BILBO

En su tercer año en profesionales, Rubén Pérez se ha licenciado. El de Zaldibar ha lucido el maillot naranja en el Tour. Siempre en fuga. Es un ciclista con mucha clase, lo que unido a su combatividad le ha llevado a ser protagonista camino de Le Gran Bornand, de Plateau de Beille y en Gante, donde se quedó a tres kilómetros de la meta.

Se trata de un corredor de 25 años que a punto estuvo de colgar la bicicleta tras su quinto año amateur en 2003. Ahora representa el futuro que quieren Igor González de Galdeano y Miguel Madariaga en Euskaltel-Euskadi.

Rubén completó ayer un entrenamiento de equipo cara a la Donostia Klasikoa. «Hemos forzado en Jaizkibel para quitar la cascarilla. Yo creo que estoy bien, pero el examen será el sábado». Tras Donostia, disputará la Hew Cyclasssics en Hamburgo y el Eneco Tour.

«Al parecer, ya tengo el carnet de ciclista», asegura. Lo dice por haber llegado por primera vez a París, en el Tour de su debut, «la carrera más grande», pero lo ha hecho, además, muy bien. «Me siento muy orgulloso», afirma.

Ha traspasado incluso sus expectativas. «Yo iba con la intención de hacer lo que he hecho, pero ni por asomo pensaba que iba a llegar a ese extremo, y por eso estoy muy contento».

«Una cosa es querer y otra poder. Me han salido las cosas, he tenido suerte y las fuerzas me han acompañado», explica.

Y es que cazó hasta tres escapadas en el Tour. En dos trabajó para otros compañeros, para Landaluze el día de Le Gran Bornand y para Txurruka en la etapa con final en Plateau de Beille. Su oportunidad la tuvo en Gante, cuando fue cazado a falta de tres kilómetros.

La oportunidad del Orbea

Lo cierto es que cuatro años atrás, poco faltó para que Rubén colgara la bicicleta. En amateur disputó cinco temporadas, todas en el Olarra, siempre con victorias, pero en 2003 un virus echó por tierras sus ilusiones. Cuando pensaba que no iba a tener una oportunidad, surgió el Orbea continental.

«En mi cuarto año amateur no sé por qué, seguramente pasé una mononucleosis, no rendí bien. El quinto año ya fui mejor, pero pensaba que iba a colgar la bici porque no salía nada. Al final salió lo de Orbea, me dio la oportunidad. De Orbea he pasado aquí y para mí es todo increíble, porque he pasado de pensar en colgar la bici a correr el Tour.

Tres años después se trata de un ciclista consolidado, al que sólo le falta la guinda de la victoria. González de Galdeano le señala como uno de los pilares del futuro inmediato del conjunto naranja. 

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