El nuevo texto teatral se da cita en Magalia
Josu MONTERO, Periodista y escritor
La Red de Teatros Alternativos del Estado español la conforman 31 salas. En ellas se puede disfrutar del teatro más audaz, arriesgado y contemporáneo. Resulta significativo que mientras que en ciudades como Madrid o Barcelona, pero también en Valencia, Sevilla o Santiago, existan en cada una de ellas varias de estas salas, en Euskal Herria sólo contemos con dos: la bilbaína La Fundición y la sala de la Escuela Navarra de Teatro, en Iruñea. ¿Hasta dónde llega la dependencia del teatro vasco con respecto a lo institucional?
Del 13 al 21 de julio la Red de Teatros Alternativos organizó los II Encuestros de Creación Contemporánea, cuya finalidad es intercambiar experiencias e información sobre la creación dramática en el Estado español, y cuya característica fundamental consiste en que el eje en torno al que giran estos encuentros es el texto, el nuevo texto teatral. La dinámica es tan sencilla como enriquecedora: se seleccionan diez textos inéditos de otros tantos autores y durante una semana se «encierran» unos cuantos directores y un grupo de actores a trabajar para preparar lecturas dramatizadas o incluso semi-montajes de los textos; finalmente, durante cuatro días, se muestra el resultado de este trabajo creativo ya con la presencia de autores, programadores y público. Todo esto tiene lugar en el Castillo de Magalia, en la localidad abulense de Las Navas del Marqués.
A las diez propuestas textuales se han sumado este año tres trabajos en los que el texto no es el centro motriz; trabajos más cercanos a la acción o a la performance. Los tres se han creado también in situ, incluso uno de ellos, el que clausuró los encuentros, uniendo a tres creadores de compañías diferentes. Uno de los alicientes es, precisamente, el trabajo conjunto de creadores que previamente no se conocían y de procedencias diversas.
Euskal Herria estuvo presente a través de los actores Juanjo Otero, Leire Ucha e Imanol Espinazo; Itziar Markiegi y Maite Castro componen «Tú me latex», y fueron las artífices de una de las propuestas no textuales; y por fin dos autores jóvenes: Iñaki Garz, bizkaino afincado desde hace años en Barcelona, del que se leyó «El cuarto de las mujeres», dirigida por la andaluza Sara Molina, y Victor Iriarte, de Nafarroa, último Premio Calderón con «La chica junto al flexo», obra que se leyó con dirección del mallorquín Rafael Durán.
Pero lo cierto es que mientras en no pocos lugares del Estado se vive actualmente una rica eclosión de nuevos autores teatrales que escriben un teatro más cercano pero también más exigente y más intempestivo, el panorama al respecto en este país nuestro no puede ser más desolador.