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Diferencias irreconciliables

«2 días en París»

Julie Delpy se desmarca de las dos películas parisinas que protagonizó para Richard Linklater, desmitificando el romanticismo del turismo en pareja con un norteamericano en su comedia «2 días en París».

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Julie Delpy es mucho más que una actriz, es una mujer de cine preparada para intervenir en cualquiera de las facetas posibles dentro de la producción de una película, tanto en el orden artístico como en el técnico. Sabe hacer de todo y lo hace bien porque ha tenido buenos maestros y ha crecido en una familia dedicada a la interpretación. Ha tenido muchas oportunidades para demostrar su talento delante de la cámara, y ahora también evidencia igual soltura detrás de ella. Si se cansara de los rodajes no tendría problemas para vivir de la canción, porque tampoco lo hace nada mal. En fin, que a la chica le sobran recursos, teniendo como única dificultad la búsqueda de financiación para sus proyectos cinematográficos, a pesar de que estuvo nominada al Oscar como coguionista por «Antes del atardecer».

Con su segundo largometraje como directora no ha querido apuntarse a aquel éxito del consagrado cineasta independiente Richard Linklater, sino que era el único tipo de idea para la que ha encontrado inversores. Tenía otros guiones completamente diferentes, pero resultaban más costosos, y las productoras todavía no confían en las mujeres realizadoras lo suficiente como para arriesgarse con ellas. En cambio, no le han puesto muchas pegas a una comedia más o menos romántica, con París como escenario y un tono ligero.

El tercero, en camino

Anteriormente Julie Delpy había rodado un largometraje experimental en inglés, titulado «Looking for Jimmy». Después de «2 días en París» prepara ya la que va a ser su tercera película como directora, la cual supondrá un cambio radical de registro por tratarse de una cinta terrorífica que llevaba tiempo intentando filmar. «The Countess» es una aproximación a la legendaria figura de la aristócrata húngara Erzsébet Báthory, protagonizada por William Hurt, Vicent Gallo y Radha Mitchell. Un mito a medio camino entre la historia y el imaginario popular, debido a que se le llegó a adjudicar una personalidad sádica combinada con su obsesión por mantenerse joven mediante la sangre de vírgenes, obtenida a partir de instrumentos de tortura como el llamado «doncella de hierro». Me extiendo en su nueva película para dejar claro que Julie Delpy no está dispuesta a dejarse encasillar y que en el futuro nos va a dar más de una sorpresa.

Aunque la propia autora entienda que «2 días en París» sea presentada como una comedia rosa por los ingredientes que contiene, lo cierto es que su intención ha sido la de desmitificar a las parejas seducidas por el encanto parisino. Se desmarca conscientemente de «Antes del amanecer» y «Antes del atardecer», las dos cintas que protagonizó para Richard Linklater, sustituyendo el romanticismo por un humor políticamente incorrecto. Explota al máximo las situaciones jocosas que propicia el choque cultural entre una parisina y un neoyorquino, haciendo valer la inspiración realista de las experiencias frustrantes que acumula el turismo en pareja. Adam Goldberg en lugar de enamorarse de Venecia pilla una gastroenteritis, así que ya entra en París con mal pie, culminando un tour europeo de todo menos idílico.

La corta visita se complica por el molesto intrusismo de los padres de ella, que son los mismos que en la vida real: el actor Albert Delpy y la actriz Marie Pillet. Resultan ser demasiado desinhibidos para un yanqui receloso.

Julie Delpy, guionista y directora de «2 días en parís»

Delpy comenzó su carrera cinematográfica a los 14 años, edad con la que actuó en «Detectives», de Jean-Luc Godard. Ha participado en una veintena de films y «2 días en París» es su segundo largo, tras «Looking for Jimmy».

«Cuando ruedas con poco dinero, es mejor estar rodeada de personas de confianza»

Tiene varios guiones escritos. ¿Por qué hizo este film?

Empecé a pensar en esta película hace 5 o 6 años. Hace tiempo que escribo guiones, pero siempre salen por encima de los dos millones y me cuesta mucho encontrar a alguien que los financie. Cuando quedé con Christophe Mazodier para hablar de otro proyecto aproveché para contarle este. Al principio quería hacerlo con 20.000 euros, al estilo guerrilla, pero me propuso producirlo y encontrar más medios. Conseguimos la financiación en 2006 en Berlín con sólo medio guión. Dos diálogos consiguieron enganchar a los inversores: «A mí sí me parece que una mamada es importante. No olvides que Estados Unidos perdió la última oportunidad de tener una democracia saludable por culpa de una mamada» y «¿Este condón es para niños? ¿Hacen condones para niños?».

¿Escribió el guión en pocas semanas?

Sí y no. Pienso y planeo mucho antes de ponerme a escribir. Luego todo viene muy rápido. Escribí la primera versión en muy poco tiempo, pero estuve puliéndolo hasta el último fin de semana antes del rodaje.

¿Le preocupaba escribir otro guión después de haber sido nominada a un Oscar?

Me sentí muy halagada al ser nominada por «Antes del atardecer». Disfruté mucho escribiendo esa película; me parece maravillosa y con mucha clase. Pero no me gusta mirar atrás, prefiero mirar adelante. Además, quería que este guión fuera honesto y realista, políticamente incorrecto y también un poco malvado.

Hay muchos amigos y familiares en el reparto.

Bueno, cuando se rueda una película con poco dinero es mejor estar rodeada de personas de confianza. Además, es mi primera película como directora en Francia y no he tenido tiempo para construir una relación con un equipo. Por eso, me relajaba tener a gente conocida en el reparto. Pensé en Adam Goldberg para interpretar a Jack y en mis padres para los de Marion. Descubrí que muchos inversores se asustaban ante el lenguaje un tanto vulgar del padre, pero sabía que el mío sería capaz de imprimirle un toque adorable, porque se parece a un Papá Noel algo perverso. Lo mismo pasaba con el personaje de la madre, que podía parecer bastante loca, pero estaba segura de que la mía sabría manejarlo.

GARA

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