Al calor de una sombra articulada, pregunto: ¿pasarían la prueba del algodón todos los concursos que se nos ofrecen por televisión? Desde los concursos más inocentes, hasta los más complicados en sus formatos, mantienen un amplio margen de maniobra para que los responsables del mismo puedan hacer que se acelere, se frene o se llegue a algo noticioso. Quiero decir, que sin demasiados esfuerzos se puede conseguir que alguien gane un buen premio y de esa manera relanzar el programa.

No digo que se haga, pero se sabe que se ha hecho. Supongamos que se ha hecho en lugares muy lejanos, pero al comprobar el gran número de concursos que pueblan nuestra parrilla, que deben ser visitados por un número considerable de concursantes, que éstos deben cumplir con una serie de requisitos físicos y de formación para cada programa, uno piensa que además de la mecánica del concurso conviven otros factores que pueden hacer que se mantenga alguien o que se acelere su desaparición con urgencia. Las preguntas pueden ser fáciles, regulares o imposibles. Y en esas posibilidades se puede estar haciendo una selección interesada y en un momento oportuno se logra un gran premio, algo que se convierte en noticia en toda la prensa.

Hace muy pocos días presencié la entrega de un premio acumulado de 96.000 euros en el remozado «Pasapalabra» que emite Tele 5 con nuevo presentador. La concursante que se los llevó era realmente una persona especial, con mucha capacidad, pero la última palabra de la rueda que acertó era inverosímil, desconcertante, un prodigio de deducción con la escueta definición que le planteaban. Sentí la lógica alegría, pero como la palabra no fui capaz ni de retenerla, me dije para mis adentros, a este programa le ha ido muy bien este premio. Ha llegado en el momento justo para que tome conciencia el personal despistado de su existencia. Y por eso este articulito de hoy. Para mostrar una vez más la incredulidad ante la mayoría de los eventos que se producen en la televisión, y porque en los concursos es donde más y mejor, y sin leyes que lo regulen, se pueden alterar los resultados.