Una Navarra sin euskara y en la que se estudie en inglés es la utopía irrealizable de Sanz
Miguel Sanz llevó ayer a la Cámara un programa de investidura cuyo objetivo, según dice el primer párrafo, es evitar los «planteamientos utópicos e irrealizables». Pero luego dejó claro que él mismo vive en una utopía permanente, que tiene un sueño irrealizable. En su discurso no hubo una sola línea dedicada al euskara. Ni un compromiso, ni una iniciativa, ni un criterio de actuación. Ni en el terreno de la educación, ni en el de la atención a los ciudadanos, ni en ningún otro. Nada en 25 folios. Sanz no tiene nada que decir al casi 40% de los padres y madres que optan por el modelo D para sus hijos cuando se incorporan a la enseñanza. Pero, al mismo tiempo, no tiene reparo en anunciar la potenciación del modelo British (con el inglés como lengua vehicular), pese a que las incipientes experiencias-piloto han demostrado que ni siquiera se cubren los cupos ofertados, y prevé introducir también el alemán.
Sanz no sueña con una Nafarroa en la que los niños hablen inglés, alemán y francés. Sueña con una Nafarroa en la que no hablen en euskara. Para él, a tenor de su discurso, lo mejor es incluso no hablar del euskara.