Miles de peregrinos chiíes toman Bagdad bajo fuertes medidas de seguridad
Decenas de miles de peregrinos chiíes abarrotaron ayer las calles del distrito bagdadí de Kadhimiyah para conmemorar el aniversario de la muerte del imán Mousa Khadim en medio de un estricto despliegue de seguridad en la capital para evitar cualquier incidente.
GARA |
El miedo a que la celebración pueda ser objeto de atentado por parte de la insurgencia suní no evitó que decenas de miles de chiíes llegaran ayer en peregrinación hasta Bagdad, para honrar a uno de sus principales santos, cuyo sepulcro es visitado cada año por la mayoría de los fieles a esta confesión musulmana mayoritaria en Irak. Algunos golpeándose la cabeza y el pecho con sus manos como símbolo de arrepentimiento, otros bailando en círculos y la mayoría vestidos de riguroso negro abarrotaron las calles del barrio de Kadhimiyah para conmemorar al imán Mousa Kadhim, muerto en el año 799.
La procesión de este año se está desarrollando bajo fuertes medidas de seguridad, con 1.800 efectivos que inspeccionan a cada peregrino cuando llega a las puertas de entrada a la mezquita del imán Mousa Kadhim y 625 más que permanecen en el interior del santuario, además de los miembros de las milicias chiíes desplegados por la zona. Además, el tráfico rodado está prohibido hasta el sábado para impedir ataques suicidas con coche bomba.
Las celebraciones religiosas chiíes se han convertido en un blanco fácil de la insurgencia suní y con este dispositivo de seguridad las autoridades pretenden evitar tragedias como la que en 2005 mató a 1.030 personas, cuando el rumor sobre la presencia de un kamikaze provocó una avalancha humana, y acciones como la del año pasado, cuando hombres armados, algunos desde azoteas, tendieron una emboscada a los peregrinos en su camino al templo y mataron a 20.
Al margen de celebraciones, varios atentados sacudieron Irak. Cuatro miembros de una misma familia, entre ellos un niño, murieron cuando una decena de hombres armados asaltaron su casa en Katon (Diyala). Otros tres civiles murieron por el estallido de una bomba en el barrio bagdadí de Al Biaa.
Además, fallecieron dos marines y dos soldados británicos.
Por otro lado, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, concluyó ayer su visita a Irán. Su presidente, Mahmud Ahmadineyad, afirmó que Teherán y Bagdad comparten la responsabilidad de establecer la paz y la seguridad en la región y combatir el «terrorismo». Irán vinculó el restablecimiento de la seguridad en Irak al apoyo económico y político internacional al Gobierno de Al Maliki y a la retirada de EEUU del país.