Un grupo de hombres armados atacó ayer una central eléctrica y un edificio gubernamental en Mareb, en el este de Yemen, provocando el corte del suministro eléctrico.

Estos ataques, realizados con lanzagranadas, explosivos y ametralladoras, tuvieron lugar menos de doce horas después de la operación que las fuerzas de seguridad yemeníes llevaron a cabo en la región de Suheil y que se saldó con la muerte de cuatro personas, a las que las autoridades relacionaron con el atentado suicida del 2 de julio que costó la vida a diez personas, tres de ellas vascas.

Comentaristas en Sana'a, capital yemení, no descartaban que los atacantes fueran miembros de la tribu Obeida, ya que dos de sus miembros figuran entre los cuatro muertos del miércoles, aunque fuentes policiales rehusaron confirmarlo.

Desmentido

Al mismo tiempo que se conocían estos ataques, el gobernador de la provincia de Mareb, Aref al Zuka, desmintió ayer lo que había asegurado la víspera al señalar que Qassem Mahdi al Reimi, considerado el «cabecilla» del atentado de julio, no figura entre los cuatro fallecidos y confirmó que continúa fugitivo.