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Trampas y tramposos en un mundo donde el dinero lo da y lo quita todo

Casos de espionaje, sabotajes y piques entre pilotos están dando una pésima imagen a la fórmula uno, un deporte que vive en los últimos meses un escándalo permanente. El caso Stepney y el enfrentamiento Alonso-Hamilton pueden ser sólo la punta del iceberg.

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Mikel ARREGI

En un deporte donde se mueven más de 3000 millones de euros al año, el dinero lo es todo. Cuando el fichaje de un piloto por un equipo trae consigo cantidades ingentes de dinero por parte de un patrocinador, el deporte queda en un segundo plano. Es el ganar por ganar, la competitividad en su más extrema expresión, la que lleva a todos los actores que se mueven en el gran circo de la fórmula uno a hacer cualquier cosa con tal de triunfar. Eso es exactamente lo que se está viendo esta temporada en el mundial de fórmula uno. Sabotajes, casos de espionaje y piques varios están en el orden del día. El deporte se queda en un segundo plano, mientras las grandes escuderías pelean de manera sucia fuera de los circuitos.

Hace ya algunos meses pudimos conocer que el hasta el año pasado coordinador de mecánicos de Ferrari, Nigel Stepney, facilitó información a McLaren sobre el diseño del fondo bajo del monoplaza de Maranello. Según la información difundida por la revista británica Autosport, Stepney facilitó mediante e-mail dicha información a Mike Coughlan, ex jefe de diseño de McLaren. Stepney, que ya está fuera de la fórmula uno, dice que no tiene nada que ver en este asunto y argumenta que es víctima de una trama contra su persona. Denuncia que el «chivato» sigue trabajando en Ferrari y, aunque no quiere desvelar su identidad, afirma que la trama de espionaje sigue en activo todavía. En una reciente entrevista concedida al rotativo italiano «La Repubblica'' el técnico británico dice que es la propia Ferrari la que le espía, e indica que hace unos días tuvo que huir de su domicilio en Italia porque varios individuos le seguían. La FIA, por su parte, sigue investigando este caso y ya reunió la semana pasada a todas las partes implicadas en la trama.

Alonso vs Hamilton

La otra gran polémica de la temporada también viene desde McLaren. El equipo inglés es líder del campeonato de constructores y ocupa las dos primeras plazas del mundial de pilotos. A pesar de ello las aguas bajan revueltas en la escudería de Woking. Hamilton y Alonso -los dos flamantes fichajes de las flechas de plata para este año- conforman un «equipo» un tanto especial. El bicampeón del mundo fichó por McLaren creyendo que sería el dueño y señor de la escudería, y que todo el potencial del equipo trabajaría a su favor. Pero nada más lejos de la realidad. A Alonso le crecen los enanos. El debutante Hamilton le ha puesto contra las cuerdas en varias ocasiones en esta temporada, algo que el ego de Alonso no ha podido soportar.

Pero tampoco se puede decir que Hamilton sea un santo. Ejemplo de ello es lo sucedido el fin de semana pasado en Hungaroring. Hamilton se saltó el reglamento interno de la escudería en la manga clasificatoria del sábado, lo que llevó a que Ron Dennis -jefe de McLaren- parara a Alonso en boxes. Esta parada supuso que Hamilton no pudiera hacer la última vuelta clasificatoria. El piloto inglés se cabreó lo suyo con la decisión tomada por su equipo y decidió que lo mejor sería denunciarles ante la FIA. Así los organizadores del mundial decidieron darle la pole al propio Hamilton y retrasar a Alonso hasta la sexta posición.

Esta polémica decisión desató la mayor crisis interna vivida nunca por McLaren. El propio Dennis indicó que «es peor que lo vivido con Prost y Senna». Alonso dejó claro que se quiere ir a toda costa del equipo, Hamilton insultó a Ron Dennis y este señaló que está «harto de tanta tontería». Una imagen lamentable para el sin duda mejor equipo de fórmula uno del momento.

Las tres partes implicadas parecen querer romper el contrato que les une, pero es ahí donde aparecen los patrocinadores. Alonso fichó por McLaren de la mano de tres multimillonarios sponsors: Vodafone, Santander y Mutua Madrileña. El dinero puesto por ellos obliga ahora a Alonso a quedarse por otros tres años en la escudería.

Una vez más el dinero está por encima del deporte, y es por ello que en la fórmula uno reinan el juego sucio y las trampas en estos momentos. Mientras el dinero mande, más casos como los vistos este año verán la luz, lo que lleva a pensar que lo visto hasta ahora sólo puede ser la punta del iceberg.

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