Hace días «El País Semanal», en un reportaje firmado por Jesús Rodríguez, trataba sobre Hernani. Lo definiría como un auténtico bodrio. Las invenciones, mentiras, falta de mínimo rigor... ocupan lo fundamental de ese trabajo. Ha silenciado lo principal de las conversaciones mantenidas para manipular hasta el delirio. Casi nadie en Hernani, de la ideología que sea, se puede sentir reflejado en una «radiografía del pueblo» que se pierde en lo absurdo.

Para expresar posiciones de rechazo a la violencia o a la imposición como vías de actuación y solución, para expresar el rechazo de los nacionalismos excluyentes (del signo que sean), para apostar por la igualdad de derechos de la ciudadanía (por encima del origen o sentimientos nacionales) y a favor de sólidos acuerdos de convivencia y cohesión social entre diferentes, para apostar por una sociedad más justa, democrática, solidaria... no nos hace falta montar semejantes y absurdas películas que no favorecen a nadie. ¿O sí?