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Nikita Mijalkov regresa con un «remake» de «Doce hombres sin piedad» de Sidney Lumet

El último gran cineasta ruso vivo, autor de la famosa «Ojos Negros», rompe casi una década de silencio con una película que cometirá en el próximo Festival de Venecia.

Ignacio ORTEGA | MOSCÚ

«Si no entretienes al espectador, lo pierdes», asegura Mijalkov, de 61 años, que no había dirigido ninguna película desde «El barbero de Siberia» (1999). Tras una década de silencio, el gran director ruso vuelve con una nueva versión de la famosa película «Doce hombres sin piedad», de Sidney Lumet.

Utilizando como excusa la línea argumental de esa película, «12» es, en realidad, un caleidoscopio de la actual sociedad rusa, sumida en una aguda crisis de identidad nacional. Mijalkov no se anda por las ramas y aborda los graves problemas de convivencia entre la mayoría «blanca y rusa» y las minorías étnicas procedentes del Cáucaso y Asia Central. La conspiración judía -muchos rusos aún creen que son los oligarcas judíos los que marcan la agenda política del país- también ocupa un lugar prominente en los diálogos.

Al igual que en la versión original del filme, los doce miembros del jurado popular deben ponerse de acuerdo a la hora de emitir unánimemente un veredicto, discusiones en las que invierten los 90 minutos de película. Lo que ocurre es que el acusado es un niño chechén que presuntamente mató a su padre adoptivo, un oficial del Ejército ruso, lo que coloca a los miembros del jurado ante un dilema moral, más que legal. En Rusia existen los jurados populares pero toman sus decisiones por mayoría, no por unanimidad, y lo mismo ocurre hoy en día en muchos estados norteamericanos. «Los rusos nunca vivirán en el marco de la ley. En la ley no hay nada personal. Y los rusos sin relaciones personales son inútiles. Ni robar ni guardar», asegura uno de los personajes.

La polémica está servida y la prensa rusa ya da por hecho que la cinta no contentará a nadie y será, con seguridad, objeto de críticas tanto por parte de los nacionalistas, como de comunistas y liberales.

Como guiño al espectador, Mijalkov decidió estrenar la película coincidiendo con el 50 aniversario de la cinta de Lumet (1957), un clásico interpretado en su papel principal por el incombustible Henry Fonda. «Lo que me gustaría es que la película la viera cuanta más gente posible. Espectadores de todas las edades y de todos los grupos sociales», señala.

Mijalkov, que comenzó su carrera como actor en los años 60, interpreta al presidente del jurado y es uno de los principales protagonistas de la película.

Entre los personajes figuran un obrero al borde de la jubilación, un graduado por Oxford, un liberal, un empresario, un actor de teatro y el director de un cementerio. En cuanto a las posibilidades de éxito en el Festival de Venecia, que comienza el próximo 7 de septiembre, Mijalkov se mostró pesimista. «No creo que esta película pueda ser entendida de la misma forma por los espectadores extranjeros que por los rusos», dijo.

El cineasta recibió el León de Oro en 1991 por «Urga, el territorio del amor», ambientada en las praderas de Mongolia. En 1987 cosechó un gran éxito con «Ojos negros» y en 1994 obtuvo un Oscar por «Quemado por el sol».

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