El naufragio de una embarcación que transportaba a inmigrantes de las islas Comores provocó un nuevo drama humano en aguas de la colonia francesa de Mayotte. Según un balance todavía provisional, 17 personas murieron y cerca de una veintena se encuentran desaparecidas. Mientras se producía esta tragedia en el Índico, en la metrópoli, las organizaciones de apoyo a los inmigrantes denunciaban que el Gobierno francés ha acelerado durante el verano las expulsiones de «sin papeles». Algunos prefectos han remitido cartas a los alcaldes en las que se les recuerda que las acciones de apoyo a estas personas, mediante apadrinamientos o acogidas, están perseguidas por la ley. Para denunciar esta campaña de expulsiones se anuncia hoy una movilización en París en la que va a estar muy presente el nombre de Ivan. Este niño de 12 años de edad resultó gravemente herido la pasada semana cuando, durante una irrupción de la Policía para detener a sus padres, una pareja chechana a la que París negó el estatuto de refugiado, saltó desde un cuarto piso. El menor se encuentra en estado grave, y su caso ha relanzado la polémica sobre los métodos expeditivos para arrestar a ciudadanos cuya residencia y ocupación son perfectamente conocidas por la Policía, al tratarse de personas que trataron de regularizar su situación.