Todo mejorará en setiembre
Con esa frase se puede resumir la intervención de la ministra española de Fomento, Magdalena Álvarez, para explicar las causas y las responsabilidades del marasmo de las infraestructuras catalanas. El lunes comparecieron en el Parlament los responsables de los apagones -más bien habría que hablar de los irresponsables, dado que los máximos representantes de Endesa y Red Eléctrica española se autoexculparon mientras lanzaban la culpa al otro- y ayer fue el turno, ya en Madrid, de la ministra, cuya dimisión piden -aunque por intereses diferentes- CiU, ERC, PP e IU-ICV. La titular de Fomento hizo oídos sordos a esa petición de renuncia que cursó la mayoría de la comisión parlamentaria, para remarcar que es a Rodríguez Zapatero a quien corresponde decidir sobre su cargo. El todo mejorará a partir de setiembre, entonado por la ministra del PSOE es pobre consuelo ante el perjuicio provocado a la ciudadanía catalana por la cadena de fallos en el funcionamiento de servicios básicos. Las responsabilidades de ese déficit están muy repartidas, tanto en Catalunya como en Madrid, pero el contexto de precampaña favorecerá que la polémica se alargue en el tiempo. Otra cuestión es que la ciudadanía catalana obtenga una explicación razonable y las garantías de que se van a abordar las causas profundas del desaguisado.