El Gobierno Vasco ha aprobado recientemente un decreto por el que se declara como monumento la cueva de Praileaitz I en Deba. Hasta aquí lo real y conocido. Pero en el plano publicado en el mismo se observa que las curvas de nivel y el resto de la parte gráfica pertenecen a un mapa de hace más de 20 años, sin estar actualizado y con la paradoja de que ahora la mayor parte del monte Praileaitz no existe, por lo cual parte de las áreas 2, 4 y 5 que regula el propio Decreto 120/2007 son «aire», porque sencillamente no existen, siendo en parte su realización jurídica técnicamente imposible. El Gobierno Vasco ha tenido el expediente casi nueve meses en tramitación en el Departamento de Cultura y finalmente ha utilizado un mapa obsoleto para incluirlo en dicho Decreto.

En octubre del año 2006 las máquinas de la cantera campaban por lo ancho y alto de la zona, con voladuras realizadas a unos 25 metros de la cueva, según consta en informes oficiales de Aranzadi, y ahora el frente físico de la cantera está a algo menos de 20 metros lineales del interior de la cavidad. Esa es la realidad y también lo es el hecho de que el Gobierno Vasco no ha utilizado una topografía adecuada. Un ejemplo concreto: el área 2 de máxima protección llega a abarcar hasta la cota de +120 metros, cuando esa cota está a unos 30 metros por debajo de ese nivel y la entrada cueva está en la cota +65 metros, siendo su desarrollo ascendente.

Según la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico, expoliación es «toda acción u omisión que ponga en peligro de pérdida o destrucción todos o algunos de los valores de los bienes que integran el Patrimonio Histórico Español» (artículo 4º).

Si ello es así, me pregunto: ¿Quién ha realizado un posible expolio en la cueva de Praileaitz I? ¿Acaso ha sido la empresa explotadora de la cantera? ¿Quizás también ha tenido algo que ver la Diputación Foral, o pudiera ser que sólo haya sido el propio Gobierno vasco? No puedo entender por qué han usado un plano oficial de hace unos 20 años, como si la cantera fuera una actividad estática y nada agresiva.

Nuestro grupo exige la depuración de responsabilidades y está trabajando con el objetivo de salvar de forma íntegra dicho patrimonio.

Al paso frenético que lleva la explotación, en cuatro años el monte habrá desaparecido y nos encontraremos ante una explanada, con los obreros en paro y con lo que podría haber sido un proyecto dinamizador de las comarcas dilapidado por las buenas «relaciones» del sector constructor-canteril con las adminis- traciones gobernantes.

Esperemos que la falta de visión de nuestras instituciones, que hasta ahora han priorizado el negocio inmediato sobre la defensa del patrimonio, dé un giro completo con el nuevo equipo que se estrena en la Diputación. A estas alturas sabemos lo que no hay que hacer, sólo hace falta algo de valor para que el sentido común se imponga.