Dos despistes en los inicios de ambos periodos trajeron consigo la primera derrota rojilla en pretemporada. Un mal endémico, el de la falta de tensión en momentos cruciales, que ya lo padeció el equipo la pasada temporada, con la consiguiente sangría de un buen número de puntos.

Ziganda deberá poner remedio a tal deficiencia, que fue determinante para el discurrir del resto del partido. Tanto el tanto encajado en el minuto 5 como el del 48 impidieron que Osasuna imprimiera el ritmo que le convenía al choque y que tuviera opciones de ponerse manos a la obra para materializar la remontada, respectivamente.

Con el marcador favorable, el Villarreal jugó muy cómodo, trianguló entre líneas y se aprovechó de la velocidad que atesoran de medio campo hacia adelante, destacando el reciente- mente incorporado Rossi.

Pérdidas y poca efectividad

Por contra, los rojillos jugaron muy separados entre líneas, circunstancia que se fue acrecentando a medida que avanzaban los minutos. Junto a ello, más de una pérdida de balón puso en peligro la portería defendida por Ricardo. Además, la efectividad en ataque que Osasuna plasmó en anteriores choques esta vez no fue tal. Portillo, Pandiani y Juanfran dispusieron de ocasiones para batir a Diego López. Con todo, la abultada diferencia en el marcador no fue reflejo real del juego colectivo de ambos conjuntos.

Para redondear la mala tarde de los navarros, Nekounam se lesionó cuando apenas llevaba cinco minutos sobre el césped. El iraní sufrió una contusión en la cara posterior de la rodilla derecha, si bien la dolencia no parece revestir importancia.