Leemos un suelto en el que se asegura que un juez de un lugar de los EEUU ha prohibido a los miembros de un jurado ver en televisión series como «Boston legal» o «Ley y orden». No se nos dice qué asunto está tratando ese jurado, ni siquiera si ese señor con martillo aplica la prohibición a todos los jurados que le toca conducir en su sala. Dicho pronto y mal, esto no huele nada bien. Si un togado tiene tanto miedo a la contaminación por las series mencionadas, se puede llegar a la conclusión que lo mejor es prohibirlas definitivamente de modo preventivo para que nadie que pueda ser en el futuro llamado a formar parte de un jurado llegue con ideas preconcebidas sobre la administración de la justicia.

Se da la coincidencia de que «Boston Legal» emitió en el canal Fox el último capítulo de su temporada, y vimos un episodio muy curioso como el que se vió en una de esas sesiones previas. La fiscal y la defensa de la acusada pedía para una joven un castigo simbólico de tres meses, y el juez, en una declaración absolutamente reaccionaria y fuera de tono, pasa por encima de los acuerdos y decide meterla tres años de condena para ejemplarizar, ya que se trataba de un asunto de uso de pastillas de éxtasis entre jóvenes. Escenas duras, un juez cavernícola, estupefacción, pero al final, la jefa del gabinete de abogados que centra todas las tramas, debido a algo antiguo, se reúne con el juez y sale de la reunión con la rebaja de la pena a tres meses. Buenísimo guión. Ejemplar. Así, así, se juzga por allí. Y por aquí muy parecido.

Decíamos que la trama es un gabinete de abogados, con dos figuras estelares, interpretados por dos actores inconmensurables, que crean unos personajes poliédricos. Son de dos generaciones, pero muy amigos, viajan juntos, beben juntos, van con chicas juntos, y cada episodio termina con los dos en la terraza de su oficina fumando puros y con una copa en la mano, filosofando, comentando las vicisitudes vividas. En el último, guiños a su propia realidad de seres de ficción. Hablaban de volver la próxima temporada. Y preguntaba uno, «¿en la misma noche?» Y le respondía el otro. «Eso espero». Y sus adictos.