La capital histórica de Corsica ha acogido una nueva edición de las Jornadas Internacionales, en las que cada agosto se dan cita representantes de naciones sin estado. Desde sus inicios, esas jornadas cuentan con la asistencia de representantes de Euskal Herria, que comparten este foro de debate e intercambio político con portavoces de distintas naciones, en su mayoría europeas, aunque también destaca la asistencia de movimientos independentistas de colonias francesas como Martinica, Kanaky y, en los últimos años, Polinesia. En ese marco, medio millar de representantes políticos y sindicales daban su apoyo a un manifiesto que reclama la puesta en libertad de Arnaldo Otegi, preso desde el pasado 8 de junio para cumplir condena por un delito de opinión política.

El manifiesto de Corti respalda la petición de puesta en libertad del mahaikide preso en Martutene en la aseveración de que su puesta en libertad es necesaria «para que el proceso de solución negociada del conflicto vasco siga adelante». Se trata de un documento que viene a considerar que la detención de personas -en el contexto general de la ilegalización de opciones políticas- no es un camino que lleve a un escenario de paz y normalización, sino que, más bien al contrario, conduce a la prolongación de un conflicto político que la sociedad vasca -y, según las encuestas, buena parte de la española- sabe que sólo se podrá superar de manera definitiva mediante un proceso de diálogo.

En la página web abierta para reclamar la excarcelación de Otegi son ya más de 7.000 los ciudadanos que han señalado con su firma que la interlocución es un instrumento básico cara a articular los acuerdos que conduzcan a la paz y la normalización. En esa página han dejado su nombre ciudadanos vascos y de otras naciones o estados de dentro y fuera de Europa. Aunque las peticiones se dirigen a quien encarceló a Otegi, los agentes vascos harían bien en tomar nota de que la prioridad para todos es construir compromisos que permitan avanzar hacia una solución democrática.