«Con bombardeos y disparos a diario en la ciudad, la gente que necesita ayuda médica tiene miedo de dejar sus casas, el personal médico huye, y los hospitales están cerrados o funcionan a duras penas», manifestó Christophe Fournier, presidente de Médicos sin Fronteras (MSF), tras denunciar que el acceso a la atención médica para los civiles de Mogadiscio se ha reducido de forma drástica.

Días después de que advirtiera de que la violencia que vive Somalia podría provocar una gran crisis humana, MSF calificó de inaceptable la falta de asistencia a las víctimas y llamó urgentemente a todas las partes del conflicto a facilitar el trabajo al personal médico y a permitir a la población que reciba asistencia.

De acuerdo con datos de la organización, solamente unas 250 camas de hospital están ahora disponibles, cuando en el pasado mes de enero había unas 800. Además, MSF asegura que tres cuartos del personal médico de los hospitales ha abandonado desde entonces los centros hospitalarios. «La falta de respeto al trabajo de los médicos y a que los enfermos y heridos reciban tratamiento es sorprendente y absolutamente inaceptable», indicó.

Subestimar la situación

La denuncia se produce sólo cinco días después de que subrayara que «la respuesta internacional es insuficiente porque se subestima la situación».

Explicó que las condiciones de vida en el país africano son «deplorables». Describió que en los 19 campamentos de Bossaso, «30.000 desplazados internos que han buscado refugio carecen de cuidados de salud adecuados, en tanto que la tasa de malnutrición infantil sobrepasa el 32% de los niños». Indicó que «la mayoría de los desplazados en esta localidad costera esperar atravesar el Golfo de Adén en un intento de alcanzar Yemen, mientras que los que se han instalado en la periferia de Mogadiscio, la capital somalí, carecen de refugio y de agua potable, por lo que el cólera está haciendo enormes estragos».

Precisó que enfermedades como la tuberculosis, las infecciones respiratorias, la malaria y la diarrea han causado numerosas víctimas.

En su informe, MSF señala que «la respueta internacional a la crisis en Somalia es insuficiente, es como una gota de agua en un océano frente a la amplitud de las necesidades».

En julio, la OMU pidió 48 millones de dólares para enfrentar un nuevo éxodo de desplazados internos en Somalia y de refugiados hacia países vecinos.